La gente en Facebook dice que debería estar desenchufado… ¡Pero no está enchufado! No tengo el valor de dejar de darle agua y comida. Tiene una rutina normal». Bernardette Adams no se resignaba. Había pasado cada día y cada noche de los últimos 39 años junto a la cama de su marido, hablándole sin obtener respuesta y alimentándolo. Jean Pierre Adams, ese hombre que yacía desde 1982 solo comiendo, respirando y tosiendo, falleció ayer a los 73 años después de haber pasado casi cuatro décadas entregado en silencio a una absurda muerte en vida.
Jean-Pierre Adams, nacido el 10 de marzo de 1948 en Dakar, capital de Senegal, había sido futbolista. Jugó profesionalmente y hasta integró la selección francesa, pero resultó una víctima de la mala praxis médica y lo que debió haber sido una operación de rutina por la rotura de ligamentos de una rodilla se convirtió en un drama insólito.
El 17 de marzo de 1982, el corpulento y fuerte zaguero ingresó en el hospital Edouard Herriot, de Lyon. El optimismo lo desbordaba. «Todo va bien, empiezan a prepararme, en unos minutos llega la anestesia. Piensa en mí y ven a buscarme en 8 días. No olvides las muletas», le dijo a Bernardette para tranquilizarla. Fueron sus últimas palabras.
Falló el anestesista. Mejor dicho, el practicante que suplantó al anestesista que le dio la oportunidad de administrar la dosis necesaria para hacer dormir al paciente. Adams jamás despertó. Quedó en estado vegetativo y luego en coma por la falta de oxígeno en su cerebro. Una encefalopatía anoxo-isquémica crónica irreversible lo condenó para siempre.
Bernardette no se rindió. Necesitaba un padre para Laurent y Frederic, sus hijos. Acompañó a su esposo estoicamente. Le entregó su vida, quizás anhelando que ese sacrificio despertara a ese moreno que desde los 34 años mostró ser lo suficientemente fuerte para continuar respirando durante casi cuatro décadas más.
El milagro no se produjo y Adams murió el 6 de septiembre de 2021 a los 73 años.
LA ROCA NEGRA
Muy atrás en el tiempo quedaba su humilde origen y los días en el orfanato de la localidad francesa de Loiret. Su abuela, ferviente católica, esperaba que una escuela religiosa le enseñara el camino a ese niño de 8 años.
Lo adoptó una familia francesa que muy pronto le hizo conocer el encanto del fútbol. Se incorporó al Entente Fontainebleau, con el que fue dos veces subcampeón en los certámenes amateurs galos. En 1970 el Nimes puso sus ojos en él y se lo llevó.
Las condiciones técnicas y una más que respetable altura de 1,78 metro hacían que mucho se hablara del defensor que se afianzó definitivamente en 1972. Por su firmeza le decían La roca negra.
Con su equipo obtuvo la Copa de los Alpes y fue convocado por el técnico Georges Boulogne para ser parte de la selección francesa en un certamen que se disputó en suelo brasileño para celebrar el aniversario de la independencia de ese país.
El 15 de junio del ´72 debutó en el triunfo por 2-0 sobre el combinado de África en el estadio Rei Pelé, de Maceió. Adams ingresó faltando 12 minutos en reemplazo de Marius Tresor.
Fue titular por primera vez seis días más tarde en el estadio Fonte Nova, de Salvador de Bahía. Integró la zaga central con Tresor, con quien con el correr de los años conformaría una dupla impasable que se ganó el apodo de La Guardia Negra.
El 25 de junio estuvo en el 0-0 con la Selección argentina que por ese entonces dirigía Juan José Pizzuti, el creador del inolvidable Equipo de José con el Racing acumuló gloria en cada rincón del planeta. Siempre compartiendo el centro de la retaguardia con Tresor, enfrentó a un conjunto albiceleste conformado por Miguel Ángel Pepé Santoro; Enrique Wolff, Osvaldo Piazza, Ángel Hugo Bargas, Rubén Panadero Díaz; el Pato José Omar Pastoriza, Miguel Perico Raimondo, el Polaco Alejandro Semenewicz; el Lobo Rodolfo Fischer, Carlos Bianchi y Oscar Pinino Mas.
Mientras continuaba siendo una presencia constante en el seleccionado galo, en 1973 se produjo su transferencia al Niza, donde fue compañero del arquero Dominique Baratelli, quien integró el plantel que participó en Argentina 1978. Así como en la selección se entendía a la perfección con Tresor, en su equipo forjó una sólida pareja de marcadores centrales con Josip Katalinski, titular en Yugoslavia en el Mundial del ´74.
El fútbol francés comenzaba a disfrutar del talento de un joven llamado Michel Platini, surgido en Joeuf, consagrado en el Nancy y luego incorporado al poderoso Saint-Ettiene. Bianchi y un italiano con pasado en el fútbol argentino como Delio Onnis eran los dueños de los goles.
El Niza escoltó a Saint-Ettiene en la temporada 1975-76. Adams era uno de los mejores defensores de su tierra. Por supuesto no faltaba jamás entre los titulares de la selección. Volvió a encontrarse con el conjunto argentino cuando éste se preparaba para el Mundial ´74. El 18 de mayo de ese año estuvo en la caída por 1-0 decretada por un tanto de Mario Alberto Kempes, un pibe cordobés al que el paso del tiempo eternizó como El Matador.
Platini, la gran promesa del fútbol francés, debutó en la selección el 27 de marzo de 1976 contra Checoslovaquia. Casi seis meses después, el 1 de septiembre, Adams jugó por última vez con la camiseta azul de su país. Michel Hidalgo, un entrenador que encarnaba la más viva representación del fútbol champagne, incluyó al zaguero junto a Tresor. Ese día, Francia empató 1-1 con Dinamarca gracias a un gol de Platini cuando faltaba apenas un minuto para el cierre del partido. Per Röntved había puesto en ventaja a los locales ese día en Copenhague.
Baratelli; Gerard Janvion, Tresor, Adams, Maxime Bossis; Dominique Bathenay, Jean-Michel Larque, Platini; Dominique Rocheteau, Bernard Lacombe y Didier Six jugaron desde el arranque en la despedida de Adams, quien completó 22 apariciones en la selección. Nueve de los titulares de ese encuentro estuvieron en Argentina ´78 y varios de ellos se lucieron en el espectacular equipo que se llevó todos los aplausos en España ´82.
EL ABRUPTO FINAL
Adams se mudó en 1977 al Paris Saint-Germain, en tiempos en los que el PSG vivía sus primeros años e intentaba hacer pie en el certamen francés. Fue compañero en el fondo de un zaguero que había hecho historia en San Lorenzo como Ramón Heredia y también de Bianchi, el primer gran artillero del elenco parisino.
El PSG afrontaba una etapa en la que buscaba su identidad. Contaba en sus filas con uno de los defensores más importantes de la liga, pero lo dejó ir muy pronto. Adams firmó con el Mulhouse, que competía en la Segunda División.
El zaguero empezaba a sufrir serios problemas físicos. Las rodillas se convirtieron en su talón de Aquiles. Eso fue precipitando el final de su carrera. En la temporada 1980-81 se sumó al Chalon, de la tercera categoría. Se retiró y empezó a trabajar en las divisiones menores del Fútbol Club Aregno-Calvi, en Córcega.
Optó por la operación para ganar en calidad de vida. Entró confiado en el hospital. Le esperaban mejores años. No fue así. La negligencia lo condenó a estar muerto en vida.
«Si muero antes que él, ¿qué sería de él? Siempre me necesitará como yo a él», confesó alguna vez Bernardette. Ella nunca estuvo lista para el aciago final del calvario de su marido.
