¡Qué jugador fue el Kun!

Las lágrimas se le escapan. Resopla una, dos, tres veces. Le cuesta decir lo que todo el mundo sabe que está por decir. “He decidido dejar el fútbol profesional”. La frase sale, por fin. ¡Cómo duelen esas seis palabras! Sergio Agüero anunció el punto final de su carrera como consecuencia de la arritmia cardíaca que irrumpió en su vida el 30 de octubre, en pleno partido del Barcelona contra el Alavés. Una despedida triste para un jugador fantástico, de lo mejor que pasó por las canchas del mundo en los últimos tiempos.

El Kun es el símbolo de lo que todos entendemos por fútbol de potrero. Pícaro, desfachatado, habilidoso, goleador, llevó todas esas cualidades a la elite del más popular de los deportes.

“Es un momento muy duro, pero estoy muy feliz igual por la decisión que tomé porque primero está mi salud», dijo Agüero en la conferencia de prensa que brindó en el Camp Nou, la cancha del Barcelona, el último club de su prolongada y exitosa carrera.

«Ya sabemos por qué tomé esta decisión por el problema que tuve hace un mes y pico. Estuve en buenas manos de los médicos, hice todo lo posible para ver si había una esperanza, pero no había mucha”, explicó.

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

“Estoy muy orgulloso y feliz por mi carrera. Desde los cinco años que he tocado una pelota mi sueño era jugar en Primera”. Sus palabras, un poco más firmes a medida que pasaban los minutos, tal vez porque también él ya entendía lo que estaba pasando, se antojan el resumen perfecto de los sueños de un pibe que se hicieron realidad.

Sergio Leonel Agüero, nacido el 2 de junio de 1988, era un nene de apenas 15 años y 35 días cuando Oscar Ruggeri, en ese entonces técnico de Independiente, decidió hacerlo debutar en Primera. Con el número 34 en la espalda, el Kun entró a los 23 minutos del segundo tiempo en reemplazo de Emanuel Rivas.

Contra las cuerdas por los malos resultados, el Cabezón le abrió la puerta para ir a jugar a un pibe que asomaba como una de las mayores promesas de las inferiores del Rojo. Ese 5 de julio de 2003, Independiente perdió 1-0 con San Lorenzo en el capítulo final de una pésima campaña en el torneo Clausura 2003 que lo dejó 17º entre 20 participantes.

Desde su aparición en escena, Agüero dejó en claro que era un jugador distinto. Con la pelota en los pies provocaba la misma sensación de asombro que causaba Ariel Ortega cuando surgió en la Primera de River. Como el Burrito, el Kun fue exponente del fútbol alegre que se atrevía a sonreír en el ámbito de seriedad del profesionalismo.

El golazo que le marcó a Racing el día que dejó al pobre Diego Crosa con las piernas anudadas en el clásico que Independiente ganó 4-0 brota en la memoria como la joya más valiosa de su etapa en el Rojo. Nicolás Frutos le había puesto la firma a tres de los cuatro tantos del vencedor, pero todos hablaban de la obra de arte del Kun.

EXPLOSIÓN EN MADRID

“Nunca pensaba llegar a Europa y quiero agradecer a todos. A Independiente que es donde me formé, luego al Atlético Madrid que apostaron por mí, a la gente del City, que ya saben lo que siento por ese club. He dejado lo mejor ahí y estoy muy agradecido porque me trataron muy bien», aseguró Agüero en su despedida del fútbol.

Su paso por las canchas argentinas fue breve. Apenas tres años después de su presentación en sociedad, se fue al Atlético Madrid. Los colchoneros pusieron 23 millones de euros (algo más de 28 millones de dólares de ese tiempo) sobre la mesa para llevarse a ese diamante en bruto.

Trasladó al Atlético todo lo bueno que había insinuado primero y mostrado después con la camiseta de Independiente. Con 18 años, al principio le costó ganarse un lugar en el equipo, pero ya en su segunda temporada explotó en una letal dupla de ataque junto al uruguayo Diego Forlán.  

En 2010 anotó los dos goles de la victoria por 2-1 sobre Fulham, en la final de la Europa League. Luego aportó el segundo tanto en el triunfo por 2-0 contra Inter en la definición de la Supercopa de Europa. Esos fueron los únicos títulos que cosechó en la capital española en un contundente ciclo que incluyó 234 partidos y 101 goles.

A esa altura, Agüero era otro. Al menos en lo que respecta a su apariencia. Había abandonado la delgadez del pibe y ya era un hombre todo músculo. Un artista de la pelota con físico de atleta. El tiempo en Europa forjó un aspecto de goleador serial con chispazos de una calidad excelsa. Justamente por su estilo de definición se lo equiparó con un eximio artillero como el brasileño Romario. Al Kun y al Chapulín los unían esos toques secos e instantáneos casi sin recorrido de la pierna que se hacían inalcanzables para los arqueros rivales.

FIGURA ETERNA DEL CITY

Cuando se le ocurrió que había alcanzado su techo en Atlético Madrid, presionó para ser transferido al Manchester City. Después de tensas negociaciones que hasta incluyeron un intento del Real Madrid que no llegó a buen puerto, se incorporó al conjunto británico en una transferencia pactada en 35 millones de euros. Allí, en Inglaterra, encontró su lugar en el mundo.

Su arribo al club, en julio de 2011, fue el puntapié inicial para un momento histórico. Doce meses más tarde, el City festejó su primer título de la Premier League después de 44 años.

Y Agüero, al que le bastaron apenas 9 minutos para hacer su primer gol con la casaca celeste, fue decisivo. En tiempo de descuento anotó el tercer tanto en el 3-2 sobre Queens Park Rangers en la última fecha que le dio la corona a su equipo, que relegó nada más y nada menos que al Manchester United –su clásico rival- por diferencia de gol al haber igualado el primer puesto con 89 puntos.

El Kun compartió el plantel con dos compatriotas, Pablo Zabaleta (autor del primer tanto en el éxito sobre Queens Park Rangers) y Carlos Tevez, quien se ganó el odio de los hinchas del United –donde era muy querido- al ponerse la camiseta del City.

El paso de Agüero por los ciudadanos coincide con la etapa más exitosa del club. El Kun fue el fundamento de los triunfos de un equipo que se nutría de los ilimitados fondos de las cuentas bancarias del Abu Dhabi United Group for Development and Investment, un grupo inversor de Emiratos Árabes Unidos.

Manchester City desembolsaba fortunas inimaginables para construir año a año un plantel cada vez más rico. A las órdenes del chileno Manuel Pellegrini, el equipo se alzó con la Premier League en la temporada 2013-14. El delantero argentino, que integró el plantel junto a Zabaleta y Martín Demichelis, contribuyó al título con 17 goles en 23 partidos. Unos meses antes, había conseguido la Copa de la Liga, al derrotar en la final disputada en Wembley al Sunderland.

Cuando en 2016 el español Pep Guardiola tomó las riendas del equipo, el City terminó de amalgamar la fórmula perfecta. Dominó a voluntad la Premier League (campeón en 2017-18, 2018-19 y 2020-21) y se quedó con la FA Cup en 2018-19, la Copa de la Liga en 2017-18, 2018-19, 2019-20, 2020-21 y la Community Shield en 2018 y 2019).

Agüero resultó indispensable para todos y cada uno de esos festejos. También celebró la FA Cup 2010-11, la Copa de la Liga 2015-16 y la Community Shield 2012.  

La deuda tanto del conjunto inglés como del atacante argentino fue la Liga de Campeones de Europa, cuya final perdieron contra el Chelsea el pasado 29 de mayo.

Su condición de máximo referente del City se forjó por su contribución a los títulos y por su inmensa capacidad goleadora, que lo erigió en el principal anotador histórico del equipo, con 260 tantos en 390 partidos, contando todas las competiciones en las que intervino. En la Premier League marcó 184 en 275, certamen en el que quedó como cuarto mayor artillero.

Y por si fuera poco lidera el ranking entre los futbolistas más ganadores de la historia del City. Con 15 títulos, le lleva uno al español David Silva.

Se podrían enumerar mil y una estadísticas que solo aportarían datos y más datos que no seguramente no bastarán para explicar que en Manchester City hay un antes y un después del Kun Agüero.

BARCELONA, UNA ILUSIÓN EFÍMERA

“Agradezco a la gente del Barça. Cuando Joan (Laporta) y todo el equipo han contactado conmigo, fue increíble. Sabía que venía a uno de los mejores del mundo, me trataron muy bien”.

En su adiós obviamente incluyó al Barcelona. Su paso por la Ciudad Condal fue efímero. Se sumó ilusionado con jugar con su amigo Lionel Messi, pero La Pulga armó las valijas y se mudó al Paris Saint-Germain por la crisis que sumió a los catalanes.

Una traicionera lesión demoró su debut. Jugó poco y nada. Apenas cinco partidos. Metió un solo gol, pero no fue uno más: su víctima fue el Real Madrid, al que también venció muchas veces en su época de futbolista colchonero.

EN CELESTE Y BLANCO

“Y claramente quiero agradecerle a la Selección argentina, que es lo que más amo. Fueron muchos momentos muy lindos. El último fue en la Copa América. Me tocó estar acompañando a los chicos, fueron dos o tres partidos. Sentía que era lo que estábamos buscando hace años y se consiguió. Ahí fui muy feliz”.

En la conferencia de prensa se refirió, como no podía ser de otro modo, a la Selección argentina. El Kun mantuvo una larga relación con el equipo nacional.

Pasó por los seleccionados juveniles Sub 17 y Sub 20. Se dio el gusto de salir campeón del mundo Sub 20 en dos ocasiones: en 2005, dando dos años de ventaja en un elenco en el que se lució Messi, y en 2007, como genio y figura del conjunto albiceleste.

Se colgó del cuello la medalla dorada con el Sub 23 en los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008. En la final, las huestes del Checho Sergio Batista doblegaron a Nigeria con un gol de Ángel Di María después de una implacable labor de Agüero, con dos goles en el 3-0 en las semifinales contra Brasil.

Alfio Basile le dio la oportunidad de debutar en la Selección mayor. Fue el 3 de septiembre de 2006 en la derrota por 3-0 a manos de Brasil en Wembley. Entró por Tevez faltando 20 minutos.

El primer gol llegó el 17 de noviembre de 2007 contra Bolivia en el Monumental, justamente en su primer partido como titular.

Curiosamente, un jugador fantástico como el Kun no tuvo la suerte de que sus mejores momentos en sus clubes se trasladaran a la Selección. Las lesiones le jugaron en contra. Tampoco dio demasiados frutos su sociedad con Messi, uno de sus mejores amigos y con quien se entendía a la perfección.  Lo mismo sucedió con el prometedor cuarteto que se completaba con Di María y Gonzalo Higuaín.

Estuvo en tres Copas del Mundo. Con Diego Maradona jugó poco y nada en Sudáfrica 2010, tuvo mayor participación en el histórico subcampeonato en Brasil 2014 con Alejandro Sabella como DT y recién pudo marcar goles en el traumático paso del equipo de Jorge Sampaoli en Rusia 2018. De hecho, el último tanto albiceleste en un Mundial fue de Agüero, en la caída por 4-3 a manos de Francia en los octavos de final.

Tras haber dado el presente en 2011, integró el equipo que perdió las finales contra Chile en las ediciones de la Copa América de 2015 y 2016 y en el que fue tercero en Brasil 2019.

Parecía condenado a quedarse sin festejar con la Selección. Pero, por fin, la gloria le hizo un guiño y le permitió ser parte del plantel que le devolvió la alegría al elenco albiceleste hace unos meses en el Maracaná. Con un rol muy secundario, levantó la Copa América junto a sus amigos Messi y Di María.

Se va del fútbol siendo el tercer máximo goleador histórico de la Argentina. Con 42 tantos en 101 partidos, escolta a Messi (156 en 80) y a Gabriel Batistuta (56 en 78).

EL DOLOROSO FINAL

“Las cosas pasan por algo y obviamente le deseo lo mejor al Barcelona y a los compañeros. Son gente muy joven que quiere aprender. Me voy muy contento por estos meses”, afirmó rodeado de personalidades del Barça como el presidente Joan Laporta, su técnico Xaxi y su exentrenador Guardiola, además de sus ahora viejos compañeros.

Todo por esa maldita arritmia que lo sorprendió el 30 de octubre contra Alavés, en un partido por la Liga española.

“Menos mal que me pasa ahora con 33 años y no de más chico. Por la carrera que hice estoy orgulloso, la verdad es que estoy muy feliz por lo que hice. Ahora voy a estar tranquilo, no voy a hacer nada por un tiempo», manifestó.

“Prefiero que la gente de afuera diga qué es lo que merezco o que pongan el nombre que quieran de toda mi carrera. No puedo decir, no soy quién. Está mal decir que soy un crack”, deslizó con humildad. Pero se equivoca. Fue un crack. ¡Qué jugador fue el Kun!