La muerte de Diego Armando Maradona sacudió a la Argentina. De un modo u otro nadie fue indiferente al deceso del jugador más importante de la historia del fútbol nacional. Ya sea por lo que hizo dentro de una cancha, casi todo maravilloso y rozando la perfección (si ésta fuera posible de establecer en términos deportivos), como por todo lo que se le puede endilgar fuera del campo de juego. Se sabe: si hubo alguien en el que el debate de ángel o demonio alcanzó una intensidad altísima, ése fue justamente el ex capitán de la Selección campeona del mundo en México 1986.
Si bien podría definirse sin demasiado margen de error que Diego -el hecho de que baste su nombre para identificarlo es una demostración cabal de su popularidad- captó a lo largo de sus 60 años de vida más admiración que rechazos, nadie se había tomado el trabajo de medir quién fue Maradona para los argentinos.
La consultora Giaccobe & Asociados asumió esa misión y les pidió a 2.500 entrevistados que definieran al ex capitán y técnico del Seleccionado nacional con una palabra. Cuantas más veces se repitiera ese término, mayor sería su tamaño en el esquema final que presenta los resultados. Es una metodología que se hizo bastante común en estos tiempos de pandemia.
Para la mayoría de los encuestados, el Diez es un “Ídolo”. Esa fue la elección mayoritaria y por amplio margen. La explicación se antoja lógica: nadie como Maradona le dio tantas alegrías al pueblo futbolero. La Mano de Dios, el fabuloso gol a los ingleses en México, el título mundial, el liderazgo que mostró en Italia ´90 para, aun en pésimas condiciones físicas, llevar al mediocre equipo albiceleste hasta la final perdida contra Alemania, el regreso con gloria en el repechaje contra Australia en 1993… Sí, apenas reduciendo la actuación del ex futbolista al representativo nacional basta y sobra para que sea el ídolo de casi todos.
La segunda palabra que los participantes del sondeo escogieron fue “Genio”, lo que de alguna manera va en relación directa con lo expresado anteriormente. Pero, con la misma intensidad se observa la expresión “Drogadicto”, lo que también parece esperable, pues las adicciones fueron las armas con que Maradona se autosaboteó como futbolista y como ser humano. Hasta el final de sus días fue así.
Para otros, fue apenas “Futbolista”, lo que en sí mismo constituye una confirmación de que sus máximos adoradores no dudan que Diego fue la más viva representación de ese deporte. En esa línea siguen definiciones tales como “Jugador”, “Grande”, “Crack”, “Único” y hasta el quizás excesivo “Dios” que de algún modo deriva de la inscripción D10S que muchos emplean para referirse a él.
En la otra vereda se paran los que se abstraen de sus condiciones como futbolista profesional y apuntan hacia situaciones de su vida que no guardan vínculo alguno con lo que hacía dentro de la cancha. Entonces surgen los que utilizaron palabras como “Pobre”, “Nada”, “Incorrecto”, “Nefasto”, “Machista”, “Pedófilo” y hasta el poco imaginable “Fracasado”.
La encuesta de Giaccobe & Asociados, realizada entre el 25 -día del fallecimiento de Maradona- y el 27 de noviembre pone en palabras del público lo que fue Diego. Y en cada elección de los entrevistados quedó claro que la figura del Diez jamás pasó inadvertida. Tanto en la vida como en la muerte.
