Levanten la mano todos los que conocían a Nicolás González hace seis meses! Sí, son pocos. Pero tranquilos: no están cometiendo un mortal pecado futbolístico. En realidad sobran los dedos de las manos para contar a quienes le seguían los pasos a este jugador nacido en las divisiones inferiores de Argentinos que se transformó en una de las grandes sorpresas y aciertos de Lionel Scaloni en la Selección. Hoy todos celebran sus contribuciones al equipo nacional. Es justo, porque se lo ganó con creces. Y también vale un reconocimiento para el técnico, que lo encontró entre los miles y miles de futbolistas desperdigados por las distintas ligas del mundo.
Repaso rápido: Nicolás Iván González nació en Belén de Escobar el 6 de abril de 1998 y a los 10años, tras un comienzo en dos clubes de su ciudad, Sportivo Escobar y Atlético Belén de Escobar, se mudó a La Paternal para hacer su camino en el fútbol. Antes había intentado sin suerte en River y Platense.
Debutó en Primera cuando el Bicho estaba en la B Nacional. Bajo las órdenes de Gabriel Heinze logró el ascenso y hasta le tocó hacer el gol que definió la vuelta a Primea con un triunfo por 1-0 sobre Gimnasia de Jujuy en el estadio 23 de agosto, de esa provincia norteña. Ese había sido el cuarto tanto de Nico -hoy todos nos podemos dar el lujo de tratarlo con esa familiaridad- en los 20 partidos que disputó esa temporada.
En Primera División vistió la camiseta de Argentinos en la Superliga 2017-18 y le bastaron 24 encuentros y 7 goles para seducir al Stuttgart alemán, que no dudó en sumarlo a sus filas a cambio de 8,5 millones de euros. Sí, una fortuna por el pase de un pibe casi ignoto. El equipo sufría un momento irregular de su historia. Cayó a segunda división y regresó a la liga principal esta temporada con el aporte de González y, en menor medida, del joven cordobés Mateo Klimowicz, hijo del Granadero Diego Klimowicz, goleador de Instituto en los ´90 y de exitoso paso por el Wolfsburgo con Andrés D´Alessandro como compañero.
Llegó la hora de hacer una aclaración importante. Nicolás González es delantero. Este dato se antoja decisivo si se tiene en cuenta que contra Paraguay en la Bombonera, en la 3ª fecha de las eliminatorias, Scaloni lo ubicó como lateral por la izquierda ante la ausencia de Nicolás Tagliafico. Tenía algo de experiencia en eso de jugar de otra cosa por el hábito del Gringo Heinze de innovar en la posición de los futbolistas. En el partido contra las huestes de Eduardo Berizzo siempre fue para adelante -lógico para un atacante- y le tocó marcar el tanto albiceleste a través de un cabezazo en ese 1-1.
Una cuestión menor: también tuvo protagonismo en la acción anulada por influencia del VAR que derivó en el segundo gol argentino por haber sido el que cometió la infracción a partir de la cual se inició el ataque del Seleccionado nacional.
Ayer frente a Perú en Lima volvió a ser titular, pero como extremo por la izquierda, en una tarea más cercana a su naturaleza. Fue el mejor de una Selección que mostró varias piezas de destacados rendimientos -Giovani Lo Celso, Leandro Paredes y Lautaro Martínez- y abrió la cuenta con un golazo que le puso el punto final a una buena maniobra de Tagliafico y Lo Celso.
Scaloni lo había hecho vestir de celeste y blanco por primera vez en octubre de 2019. Inesperadamente, lo puso de titular en el 6-1 sobre Ecuador en Elche. También jugó un rato en la victoria sobre Brasil por 1-0 en Riad y en el empate 2-2 con Uruguay en Tel Aviv. En ese tiempo era toda una sorpresa. Y casi un desconocido. Hoy todos aplaudimos a Nico. Sí, también sabemos quién es.
