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El triste beso del adiós

Los labios se posan sobre la vincha blanca que descansa sobre la red. Le dan un beso triste y dulce al mismo tiempo. Es el beso del adiós. La imagen es fuerte. Conmovedora. Juan Martín del Potro se va del tenis. Aunque todavía no tenga decidido si acudirá la semana próxima al ATP de Río de Janeiro, su derrota a manos de Federico Delbonis en el court central del Buenos Aires Lawn Tennis Club le permitió regresar para poder irse en paz. Después de 965 días, Delpo entró en la cancha para sentirse jugador una vez más.

Las lágrimas lo atan de pies y manos antes del inicio del noveno juego del segundo set. La Torre de Tandil pierde 5-3. Sabe, o al menos intuye, que está ante el último turno de saque de su carrera. El partido se cierra con un claro 6-1 y 6-3 a favor de Fede, al que el destino le reservó el amargo papel de villano, de verdugo del tenista al que todos aspiraban a ver triunfante.

“Mi último partido posiblemente fue en una cancha y no en una conferencia de prensa. Lo voy a recordar siempre, tenía pensado ir a Río, pero…”, dice el tandilense de 33 años luego de consumada su derrota. Se va. Lo duda. Sabe que no puede. Pero igual deja instalada una posibilidad tan incierta como incapaz de generar ilusión.

DESPUÉS DE 965 DÍAS, DEL POTRO REGRESÓ AL TENIS.

Apuesta por un milagro que le conceda la gracia de superar los dolores en la rodilla derecha que hace rato lo vienen venciendo y que lo mantuvieron fuera de las canchas desde el 19 de junio de 2019, cuando le ganó 7-5 y 6-4 al canadiense Denis Shapovalov en la primera ronda del torneo de Queen’s.

Justo cuando se preparaba para afrontar Wimbledon, un inoportuno resbalón le causó una fractura en la rótula derecha. Con un dolor insoportable debió abandonar el certamen. Era un padecimiento que conocía a la perfección, pues en octubre de 2018 había sufrido la misma lesión durante el Masters 1000 de Shanghai.

Los problemas en esa rodilla hecha añicos lo alejaron durante 2 años, 7 meses y 18 días del deporte al que se entregó en cuerpo y alma. Mucho tiempo. Demasiado. Aunque luchó con la misma determinación que le había opuesto a una rebelde lesión en la muñeca izquierda que amagó con retirarlo antes de tiempo, el destino se empeñaba en depararle malas noticias que ni siquiera cuatro intervenciones quirúrgicas consiguieron evitar.

LA EMOCIÓN SE APODERA DEL TANDILENSE.

“Hoy es el punto final. Ahora tengo que cuidar mi rodilla por mi vida, para vivir el día a día. Pero voy a dejar una ventaja abierta para el tenis porque lo que viví esta noche es inolvidable. Si el de hoy fue mi último partido, me voy feliz”, confiesa con la voz quebrada que se hace todavía más estremecedora cuando admite “no tengo la fuerza que muchos creen” para enfrentarse a un dolor que no admite resistencia alguna.

«Siento que tengo toda la vida por delante y me puedo ir en paz. Di todo hasta el último punto, logré todos los sueños que me propuse cuando comencé a jugar al tenis”, le cuenta a la multitud que abarrota las tribunas del court central del Buenos Aires, que lleva el nombre del insuperable Guillermo Vilas, el creador del tenis argentino.

HIZO LO QUE PUDO

Su presentación en el ATP de Buenos Aires duró una hora y 24 minutos. Se hicieron evidentes los problemas de movilidad, aunque en ocasiones –especialmente en el segundo set- logró sacar el poderoso drive que despide ese brazo derecho con aspecto de cañón que tanto respeto se ganó en el circuito de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales). Le pegó varias veces como le pegaba el mejor Del Potro. Reminiscencias de un tiempo hermoso e irrepetible.

Delbonis jugó con la seriedad que imponía un partido oficial. Buscó todos los ángulos posibles con su zurda rápida y punzante y tiró varios drops que en otras circunstancias habrían desatado aplausos a granel y que en esta oportunidad dispararon insólitos silbidos de una porción minoritaria del público que no entendió que Fede debía abstraerse del clima especial que envolvía el duelo para concentrarse en ganar y dejar atrás un mal momento que en la última temporada le deparó una larga seguidilla de eliminaciones en primera ronda.

Delpo se ahogó un par de veces. Le costó llevar sobre sus hombros el peso del partido. Así y todo corrió hacia adelante para intentar responder a las sutilezas del amigo que tenía del otro lado de la red. Hasta se permitió sonreír y bromear con él cuando no llegó a contestar el drop que puso el marcador 3-3 en el segundo set.

“Era un partido que hasta yo quería perder”, reconoció Delbonis. Él también comprendía que Del Potro era la estrella de la velada.

LA ÚLTIMA VEZ, CON FEDERICO DELBONIS COMO RIVAL.

SÍMBOLO ETERNO DEL TENIS

Delpo tiene un lugar indiscutible en la galería de grandes tenistas argentinos de todos los tiempos.

DOS HITOS: LA MEDALLA DE PLATA EN 2016 Y EL TÍTULO DEL US OPEN EN 2009.

Con 22 títulos profesionales escolta al supremo Vilas (62) y a José Luis Clerc (25). Ganó 439 partidos y perdió 174. Fue número 3 del mundo. En una actuación memorable se impuso 3-6, 7-6(5), 4-6, 7-6(4) y 6-2 al suizo Roger Federer –el jugador más cercano a la perfección que dio este deporte- en la final del Abierto de los Estados Unidos de 2009, lo que le permitió repetir las hazañas de Willy –Vilas, el más grande-, Gastón Gaudio y Gabriela Sabatini, los únicos representantes de nuestro país que cosecharon títulos de Grand Slam.

Además cayó en la final de ese mismo torneo en 2018 contra Novak Djokovic y alcanzó las semifinales de Roland Garros en 2009 y 2018 y la de Wimbledon en 2013.

Se colgó del cuello la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 (perdió 5-7, 6-4, 2-6 y 5-7 con Andy Murray en una gran final) y la de bronce en Londres 2012. El 18 de marzo de 2018 consiguió su último gran éxito, cuando batió a Federer en la final de Indian Wells, lo que le valió su primer título en un Masters 1000.

Mantuvo duelos memorables con Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, el trío de fenómenos al que resultaría justo sumar a Murray, una estrella que brilló con luz propia en la era dominada por el suizo, el español y el serbio.

Si bien completó un historial adverso contra todos ellos, tuvo fantásticas actuaciones.

Frente a Federer logró un meritorio registro positivo en finales. El argentino prevaleció en la famosa definición del US Open 2009, el Masters 1000 de Indian Wells del 2018 y los partidos por el título de Basilea -la casa del helvético- en 2012 y 2013. El suizo ganó dos veces en ese tipo de partidos: en Roterdam 2012 y en su ciudad natal cinco años más tarde.

Roger también se llevó las semifinales de Wimbledon 2012 con un épico 19-17 en el último set y de Roland Garros 2009 y el choque de cuartos de final del Abierto de Estados Unidos 2017.

Contra Nadal festejo en las semifinales del US Open 2009, en la misma instancia del Masters de Shanghai 2013 y del Abierto estadounidense de 2018 y en un choque inolvidable en los Juegos de Río.

Rafa se quedó con el mano a mano en la final de la Copa Davis del 2011, en las semifinales de Indian Wells del mismo año y en la final de 2013. En 2018 ganó en semifinales de Roland Garros y en cuartos de final de Wimbledon.

Con Djokovic atesora dos valiosos triunfos en Juegos Olímpicos: el partido por el bronce en Londres 2012 y el correspondiente a la primera ronda de Río 2016. También ganó en 2013 en Indian Wells.

Claro que como contrapartida fue derrotado en semifinales de Wimbledon 2013, en la final del Masters de Shanghai de ese año y en la del US Open de 2018.

Seguramente permanecerá en la memoria la caída de Del Potro a manos de Murray en la puja por el oro en Río 2016. Lo mismo sucederá con el triunfo en las semifinales de la Copa Davis de ese mismo año.

SOSTUVO DUELOS MEMORABLES CON NADAL, FEDERER Y DJOKOVIC.

Pero Delpo quedará asociado para siempre con la conquista de la esquiva Copa Davis. Lo que no lograron Vilas, Clerc y un ícono en las batallas por la Ensaladera de Plata como el cordobés David Nalbandian, el tandilense lo consiguió en 2016 como símbolo del equipo que conducía Daniel Orsanic.

La Torre de Tandil se había lucido en las semifinales con una victoria espectacular contra Murray y volvió a hacerlo en la finalísima frente a Croacia en Zagreb. Cerró el primer día derrotando a Ivo Karlovic por 6-4, 6-7(6), 6-3, 7-5 en 3 horas y 18 minutos para emparejar la serie que los locales arrancaron en ventaja. Y cuando otra vez parecía esfumarse la ilusión, surgió con un triunfo inmenso sobre Marin Cilic por 6-7(4), 2-6, 7-5, 6-4 y 6-4 que incluyó una Gran Willy como oportuno homenaje a Vilas.

LA GRAN WILLY CONTRA CILIC EN LA FINAL DE LA COPA DAVIS.

Con el duelo igualado en dos puntos por bando por obra y gracia de Del Potro, le tocó a Fede Delbonis ponerle el broche final a la proeza con un 6-3, 6-4 y 6-2 sobre Karlovic. La deuda histórica quedaba saldaba para siempre.

“La verdad es que es un momento que no quería que llegue nunca. No era lo que yo quería, la salud me lleva a que tenga que tomar una decisión poco convencido, pero hice demasiado esfuerzo para poder remontarla o cumplir otro milagro. Lo di todo. Todavía no encontré un lugar en mi vida en el que sea más feliz que acá adentro, no encontraba mejor oportunidad que tener esta chance de hacerlo en Buenos Aires, adelante de mi mamá, que es la primera vez que me ve jugar, y creo que he cumplido todos los sueños con el tenis y lo más difícil de lograr no es el trofeo, una copa, el ranking, sino el cariño y el amor de la gente. Creo que lo logré y lo llevo en el corazón”. Se va Delpo y deja como testimonio sus triunfos, su poderoso drive y la vincha blanca con ese beso que no dice hasta luego, sino adiós.

FUE EL SÍMBOLO DE LA CONQUISTA DE LA ESQUIVA ENSALADERA DE PLATA.