Inicio otras noticias Por la plata baila el mono… o bailaba

Por la plata baila el mono… o bailaba

Hubo una época muy lejana en el tiempo en la que era habitual ver en las esquinas a músicos que tocaban un particular tipo de órgano llamado organillo. Los acompañaba un monito que danzaba al ritmo de los compases que ejecutaban los organilleros –los músicos en cuestión- y eso hacía más atractivo el acto y servía para que los espectadores retribuyeran con dinero más al animal que al ser humano. Esa antigua postal le dio vida a la popular expresión “por la plata baila el mono”. Frase despectiva por cierto y que, en pleno siglo XXI, sigue siendo válida para un sector de la clase política argentina.

DANIEL GOLLAN.

«Con un poco más de platita en el bolsillo, la foto de Olivos no hubiese molestado tanto», dijo Daniel Gollan, candidato a diputado nacional del Frente de Todos (FdT) por la provincia de Buenos Aires. Después intentó, como es habitual, responsabilizar a “operadores mediáticos” de haber distorsionado sus palabras. La verdad es que dijo lo que dijo.

Gollan, exministro de Salud bonaerense, no hizo más que poner blanco sobre negro sobre el pensamiento del kirchnerismo respecto de la mejor estrategia para captar votos que le permita a ese espacio revertir el resultado electoral de las PASO.

No hizo más que adherir a la postura enarbolada por la máxima referente del FdT, Cristina Fernández de Kirchner, quien, no bien se consumó el traspié en las urnas, apuntó contra el ministro de Economía, Martín Guzmán, para reclamarle que inyecte dinero en los bolsillos de los argentinos.

LO MISMO DE SIEMPRE

La expresidenta exigió menos ajuste y más fondos para poner en marcha la economía, eufemismo para la eterna noción de que todo se mejora cuando la gente consume.

Mejora la economía y, especialmente, el humor social de aquellos cuyo apoyo el kirchnerismo pretende recuperar el 14 de noviembre en las elecciones generales.

CRISTINA KIRCHNER LE EXIGIÓ MENOS AJUSTE A GUZMÁN.

Poco importó del descargo de Guzmán intentando demostrar que tal ajuste no se había producido. Para la vicepresidenta se perdió por esa razón.

La virulenta carta de Cristina, dirigida especialmente al presidente Alberto Fernández, estableció pautas irreductibles. Y el Jefe del Estado elegido por el voto popular dirigido por el dedo de la exmandataria intentó reaccionar según lo que se le demandaba.

La primera medida fue llevar el Salario Mínimo Vital y Móvil a 33 mil pesos en febrero de 2022. Si bien en un año el incremento será del 52,8%, no parece demasiado con una inflación cercana al 50%. Y mucho menos si una importante porción de los trabajadores se mueven en la informalidad.

Después aparecieron los planes para instrumentar un nuevo Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) -sería el cuarto- de unos 15 mil pesos para los sectores más postergados de la población. Le siguió un bono de $ 6.000 destinado a jubilados y pensionados que cobren hasta dos haberes mínimos.

EL EX INTENDENTE FERRARESI Y LAS BICIS EN AVELLANEDA.

El último gran proyecto es implementar jubilaciones anticipadas. Llegaría a mujeres de 55 años y hombres de 60 que posean las tres décadas de aportes exigidos y que se encuentren excluidos del mercado laboral. Claro, en la letra chica -que nadie lee- se especifica que acceder a ese beneficio inmediatamente les impediría volver a tener trabajo formal.

Es preciso instalar la sensación de que se está favoreciendo a la población con una importante inyección de dinero. No importa que el Estado sea cada vez más deficitario. Al fin de cuentas, el Estado es una enorme pyme a la que le importa poco y nada que los números no le cierren.

Pero eso no es todo. La vieja política goza una impúdica buena salud. En Avellaneda se promueve la inclusión –palabra con notoria sonoridad- entregando bicicletas y zapatillas. Y en General Rodríguez se reparten electrodomésticos… 

ERROR DE DIAGNÓSTICO

Estos son apenas algunos ejemplos de la constante prédica populista de seducir a sus potenciales votantes con dinero, rimbombantes nuevos derechos y bienes materiales que les mejoren, al menos teóricamente la vida.

Lo certificó Gollan con su desafortunada declaración. Al exfuncionario bonaerense se le pasó por alto que la economía se resquebrajó por el celoso y eterno aislamiento dispuesto por un Gobierno que apurado por el revés electoral anunció el fin de la pandemia, que mientras mucha gente no podía ver a sus familiares ni despedir a sus muertos en Olivos estaban de fiesta, que la educación estuvo en pausa durante un año y medio y que mientras se aguardaba la llegada de la esperada vacuna militantes y amigos del poder gozaban de los privilegios del vacunatorio VIP.

Tal vez Gollan y el kirchnerismo entiendan de una vez por todas que en la Argentina pasó la época en la que “por la plata baila el mono”.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí