No pudo Nadia Podoroska. En realidad, no la dejaron. La polaca Iga Swiatek fue implacable y le puso punto final a la fantástica actuación de la jugadora argentina en Roland Garros. La rosarina perdió 2-6 y 1-6 en un duelo por las semifinales abrumadoramente favorable a su adversaria. Si bien la derrota fue inapelable, el balance es auspicioso para la Rusa, pues su tarea en el Abierto francés sacudió el tenis femenino de nuestro país, le mostró que hay luz al final del túnel.
Es verdad que la ilusión de ver a Podoroska en la final del tercer Grand Slam del año -en este caso fue el último por culpa del coronavirus- se antojaba inmensa. Su excelente actuación en un torneo en el que primero debió superar la clasificación y luego fue sumando victoria tras victoria invitaba a permitirse el deseo de tenerla en el partido por el título. Pero la decepción no debe ganarle al realismo. Vale recordar que Gabriela Sabatini fue la última finalista albiceleste en este tipo de torneos. Fue en 1991 en Wimbledon, donde cayó a manos de la alemana Steffi Graf. Y la anterior semifinalista había sido Paola Suárez en 2004. Esos dos datos permiten entender que la rosarina hizo historia.
Swiatek no le concedió la más mínima oportunidad a la Rusa. La demolió en apenas una hora y diez minutos. Le bastó con una derecha mortífera para incomodar a la argentina, un revés que lastimó cada vez que apareció en escena y mucha puntería para depositar la pelota en rincones de la cancha imposibles de alcanzar para su rival. La polaca, de 19 años, no había cedido siquiera un set a lo largo del certamen y contra Podoroska se mostró tan contundente como en sus anteriores presentaciones. Hasta la número uno del fluctuante ranking femenino, la rumana Simona Halep, había sucumbido a su juego intenso y arrollador.
Podoroska se vio superada en todo momento. Si bien contó con una inmejorable oportunidad para empezar quebrándole el servicio a la polaca, ésta se recuperó y tomó con rapidez el control. Una de las claves del partido fue el elevado porcentaje de puntos obtenidos con el primer saque. Swiatek ganó el 70% y la argentina apenas el 42. Hasta con el segundo fue más productiva la vencedora: 67% a 38. Si el saque pone en marcha un punto, dominar esa faceta del juego se hace imprescindible para decidir el desarrollo. Y en eso esta joven que se ubica 54ª en el ranking de la WTA no dio margen para la duda.
La rosarina, que llegó a París en el 130º puesto del escalafón y la semana próxima aparecerá entre las 50 primeras, cumplió más allá de las expectativas. En su currículum apenas contaba con un partido jugado en Wimbledon 2017. Hoy puede jactarse de haber sido semifinalista en Roland Garros. También cambió su vida para siempre, pues se alzará con unos 500 mil dólares en premios, casi el doble de lo que llevaba en toda su carrera. Decididamente su vida cambió. Y, por si fuera poco, se transformó en la cara del tenis femenino.