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Los obstáculos que amenazan el rebote económico en 2021

Luego de un 2020 marcado a fuego por la pandemia, con efectos directos y lapidarios sobre la actividad económica, se presume que este año podría producirse un rebote significativo. Sin embargo, existen algunas nubes negras en el horizonte que pueden poner en duda esta recuperación.

El último paper desarrollado por el Ieral de la Fundación Mediterránea, y firmado por los economistas Guadalupe González y Jorge Vasconcelos, echa luz sobre estas acechanzas que podrían, tal vez, frenar el crecimiento estimado.

A continuación, reproducimos los puntos más relevantes del documento:

+ Los  datos  de  nivel  de  actividad  muestran  que  un  25%  del  valor  agregado  de  la  economía depende, para su recuperación plena, de la eficacia de las políticas de salud y de una campaña exitosa  de  vacunación.  Los  sectores  más  afectados  por  el  distanciamiento  estaban  cayendo todavía  un  15,7%  interanual  en  promedio  ponderado  a  noviembre  pasado,  cuando  el  «resto» ya había entrado en terreno positivo, con 2,7%interanual.

+ La significativa ponderación en el PIB que tienen los sectores que dependen de la inmunización de la población para su recuperación plena, permite mensurar el costo económico de demoras en la compra y aplicación de las vacunas. Hasta la segunda semana de febrero, en la Argentina se suministraron 1,18 dosis de vacuna cada 100 personas, lo que compara con 1,94 promedio mundial y 5,58 dosis cada 100 aplicadas en Chile.

+ La aceleración de la inflación tiende a contraer el consumo y complicar la performance electoral del oficialismo de turno, tal como ocurrió en 2019: en aquel año el consumo cayó 6,6% anual con  una  tasa  de  inflación  promedio  de  3,6%  mensual.  Estos  antecedentes  explican  la preocupación  del  gobierno  por  la  marcha  de  la  inflación  y  su  intención  de  «encorsetar»  esta variable  en  el  29%  anual,  junto  con  el  reciente  anuncio  de  una  «pauta  cambiaria»  de  25  % para el 2021.

+ Dada  la  diferencia  entre  las  condiciones  iniciales  de  2021  en  relación  a  las  de  2020,  para acercar la inflación de este año a la del año anterior, se necesitaría recortar el déficit primario del sector público en 4 puntos del PIB, de 6,5 puntos en 2020 a un guarismo en torno a 2,5 % del PIB en 2021 (el presupuesto lo prevé en 4,2 %).

+ La  falta  de  consistencia  entre  la  política  cambiaria  y  la  fiscal  es  un  clásico  de  la  historia económica argentina, sobre todo para períodos electorales, y sus consecuencias son conocidas. Desde  la  pérdida  de  competitividad  internacional  de  las  industrias  locales  hasta  la  presión creciente sobre las reservas del Banco Central, de la mano de una elevada brecha cambiaria.

+ La proliferación de controles y restricciones está generando «inflación en dólares» en insumos y partes. Por escasez, hay precios (cubiertas de camión) que casi triplican los vigentes en países vecinos.  El  precio  relativo  de  los  granos  con  respecto  a  las  camionetas  ha  mejorado,  pero menos que lo esperable en función de las cotizaciones de Chicago. Los «cuellos de botella» en eslabones de la cadena productiva, tarde o temprano terminan frenando a la economía por el lado de la oferta.

+ Los  primeros  datos  disponibles  de  2021  vinculados  al  consumo  no  son  negativos.  Pero  está influyendo  una  temporada  de  verano  atípica,  con  millones  de  argentinos  sin  salir  del  país  y derivando parte de sus gastos habituales al mercado interno. Como referencia, entre diciembre de  2018  y  febrero de  2019,  los  viajeros  al  exterior  totalizaron  3,2  millones  de  personas,  cifra que esta temporada puede haberse achicado a menos de 500 mil (faltan datos oficiales). Pero, de aquí en adelante, la inflación y el desempleo pueden afectar la dinámica del consumo.