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Las manos de todos los pibes… son de bronce

HISTÓRICO: LA SELECCIÓN ARGENTINA DE VOLEIBOL EN EL PODIO OLÍMPICO.

Las manos de todos los pibes arriba”… Entre los mil y un recuerdos que dejarán los Juegos Olímpicos de Tokio tendrá un lugar preponderante la medalla de bronce del Seleccionado argentino de voleibol. Y también los apasionados y originales relatos de José Montesano, una voz reconocida en este deporte que acaba de hacer historia. Porque justamente de eso se trata. De relatar una hazaña inolvidable protagonizada por el equipo de Marcelo Méndez, ese grupo de 12 jugadores que hoy está recubierto de un bronce un tanto mentiroso, porque lo que logró vale mucho más que esa aleación de cobre y estaño. ¡Claro que sí! Se parece mucho al más precioso de los metales.

Hacía mucho tiempo, tal vez demasiado, que el voleibol argentino no le daba vida a una proeza tan grande como la de hace unas horas en la capital japonesa.

HUGO CONTE, EN PLENA CELEBRACIÓN EN SEÚL 1988.

El fenómeno comenzó en 1982, cuando el trabajo iniciado en 1975 por el coreano Young Wan Sohn dio sus frutos con un equipo que sorprendió con el tercer puesto en el Mundial disputado en nuestro país.

Miles de niños y jóvenes se acercaron a los clubes anhelando ser como Carlos Getzelevich, Daniel Castellani, Esteban Martínez, Carlos Wagenpfeild, Gabriel Solari, José Puccinelli, Hugo Conte, Raúl Quiroga, Jon Uriarte, Juan Carlos Cuminetti, Leonardo Wiernes y Waldo Kantor, los actores de esa gesta.

Por esos años brotaron modelos como el capitán Castellani, el Mono Martínez, ese armador de manos maravillosas que era Kantor y Conte, el mejor de todos.

El espectacular ciclo se extendió hasta 1988, cuando a las órdenes de Luis Muchaga la Argentina derrotó a Brasil y se colgó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl.

Estaban Castellani, Conte, Kantor, Quiroga, Martínez, Uriarte y Cuminetti, a quienes se sumaron Daniel Colla, Javier Weber -excelente relevo de Kantor-, Alejandro Diz, Esteban De Palma y Claudio Zulianello,

JOSÉ MONTESANO Y CONTE LES PUSIERON EMOCIÓN, ORIGINALIDAD Y RIGOR A LOS RELATOS.

Fue como tocar el cielo con las manos. Pero jamás el voleibol volvió a disfrutar momentos tan especiales. Hasta ahora, claro.

UNA LARGA ESPERA

Pasaron notables camadas de jugadores, con figuras como Marcos Milinkovic -otro fenómeno- y hasta les llegó la hora a los receptores del linaje familiar como los hijos de Uriarte, Quiroga y Conte…

El hijo de Conte es nada más y nada menos que Facundo, otro gran exponente de este deporte con una mano caliente para definir en los momentos de mayor tensión.

Facundo es uno de esos pibes que le dieron letra a Montesano para desparramar entusiasmo por un equipo que ensayó sus primeros pasos hace más de diez años cuando surgió, entre otros, Luciano De Cecco, hoy capitán y lúcido armador.

EL CONMOVEDOR ABRAZO ENTRE HUGO Y FACUNDO.

Con la nueva camada llegó el oro en el Panamericano de 2015 bajo la batuta de una figura fundamental como Julio Velazco, mano derecha de Sohn en los tiempos del despegue internacional.

Fue el primer impacto de Facu, Cachete De Cecco, Sebastián Solé, Ezequiel Palacios y Martín Ramos, algunos de los héroes de 2021.

Los éxitos en el ámbito panamericano no son una novedad para el equipo nacional. Los alcanzó también en Mar del Plata 1995 y no hace mucho en Lima 2019, con una formación integrada por los que tendrán a su cargo la sucesión de los próceres de Tokio.

HACIA LA GLORIA

El equipo actual soportó críticas y polémicas cuando los resultados no acompañaban. En los Juegos Olímpicos le tocó la zona más exigente que podría concebirse. El grupo de la muerte, le dicen, pero fue el que le dio vida a una ilusión enorme con el correr de los partidos mientras afloraba el juego y la personalidad de las huestes de Marcelo Méndez.

Las manos de todos los pibes estuvieron más arriba que nunca, como proclamaba Montesano. Y se hizo frecuente el grito frenético y sentido de “ace” con la e bien estirada cuando se producía un punto directo de saque. O el original “otro ladrillo en la pared” cuando el bloqueo argentino contenía un ataque rival. O el “punto, punto, punto” que acompañaba el avance hacia cada victoria del Seleccionado.

FACUNDO CONTE ENCABEZA EL FESTEJO.

Y todos entendimos que Facu Conte es el Heredero, que Seba Solé es el Nene Malo, que Cristian Poglajen es el Polaco, que cuando se habla del Tanito se hace referencia al líbero Santiago Danani, que el Nene es Bruno Lima, que Palacios es Palacete o que Ramos es el Turco.

Permitimos que todos ellos ingresaran en nuestros hogares junto con De Cecco, Matías Sánchez, Federico Pereyra, Agustín Loser y Nicolás Méndez y disfrutamos su éxito.

La disfonía contagiosa de Montesano se combinaba a la perfección con el orgullo de padre del gran Hugo Conte, el lujoso comentarista en las transmisiones de TyC Sports. La presencia de esa figura cumbre del deporte fue una suerte de transferencia del legado de los pioneros del voleibol a los continuadores de ese espíritu ganador, personificado en Facundo Conte, el Heredero.

Y si, las manos de todos los pibes están arriba. Quedaron inmortalizadas en el bronce.

LA FELICIDAD TRAS LA VICTORIA POR 3-2 SOBRE BRASIL.