La costumbre está tan asentada en nuestras vidas que nadie se sorprende con ella. Se levantan las copas y los buenos deseos recorren el aire con naturalidad. “¡Feliz año!”, “que tengas un gran año”… Augurios como estos, plenos de optimismo, se recitan cada 365 días, pero al parecer en las jornadas previas a 2021 se transformaron en expresiones forzadas, casi sin sentido. Al menos esto queda reflejado en una encuesta que revela que para gran parte de los argentinos nada bueno puede esperarse de estos doce meses que tendremos por delante.
La consultora Giaccobe & Asociados entrevistó vía telefónica a 2.500 personas entre el 14 y el 16 de diciembre pasados con la intención de sondear el humor social respecto de las expectativas para el año que se aproximaba. Los resultados terminaron siendo devastadores: en todos los aspectos considerados en el trabajo las respuestas fueron abrumadoramente negativas, en una cabal demostración de que el 2021 no despierta grandes ilusiones.
La primera pregunta ya otorgó una pauta del pesimismo reinante. ¿Cómo cree que será el año 2021 en comparación con el 2020? interrogó la consultora y el abanico de contestaciones dio la pauta inicial del mal clima. El 47,6% consideró que va a ser peor y sólo el 28,9 pronosticó que será mejor. Está claro que los azotes -sanitarios, económicos, anímicos- de los últimos meses han marcado a fuego a los argentinos y por eso resulta poco menos que imposible avizorar buenos tiempos por venir. De hecho, el 12,5 evaluó que el 2021 será igual que el año que acaba de despedirse.
Giaccobe & Asociados propuso un cuestionario que recorría distintos aspectos de la actualidad para alcanzar una percepción un tanto más precisa que la imagen que podría brindar la pregunta inicial, quizás tan genérica como definitiva.
La prolongada cuarentena dispuesta por el Gobierno nacional para enfrentar la pandemia del Covid-19 tuvo un impacto funesto sobre el mercado del trabajo. Se han perdido demasiados empleos y muchos comercios e industrias se han visto obligados a cerrar sus puertas. Esos datos no permiten prever que la situación vaya a modificarse en el futuro cercano.
Tanto es así que el 55,6% de los consultados aseguró que habrá más desempleo que en 2020. La cifra es alarmante porque expone la preocupación generalizada por una recuperación que no se percibe más allá de los anuncios oficiales de despegue económico. Tal vez por esta razón un porcentaje muy magro -el 20,5- espera que se creen más puestos de trabajo.
Otro indicador que alarma a la sociedad es la inflación. Su vinculación directa con la caída del poder adquisitivo la transforma en una preocupación constante. Se trata, sin dudas, de un enemigo implacable. Y está claro que para los entrevistados por Giaccobe & Asociados el 2021 también resultará negativo en términos de incremento del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
En 2020 cerrará -los números finales se conocerán en los próximos días- entre el 35 y el 40% y según los analistas este año rondará el 50%. La encuesta confirma ese diagnóstico, pues el 64,4% asegura que alcanzará un valor mayor que en los pasados doce meses. Aquí tampoco surten efecto las previsiones positivas del Gobierno, pues únicamente el 10,8% siente que será menor que en 2020.
La inflación y su indetenible avance son multiplicadores de pobres. Cada vez más argentinos se ubican debajo de la línea que diferencia a los pobres de los que no lo son. Y en 2021 esa situación dista mucho de modificarse.
El 65,9% cree que este año aumentará la pobreza. Si se tiene en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) ese índice trepó al 40,9% de población, no parecería extraño que en 2021 cerca de la mitad de los argentinos tenga ingresos por debajo de 51.775 pesos, el piso estadístico para ser considerado pobre.
Así como una proporción tan significativa de los participantes en la encuesta está segura del crecimiento de la pobreza, es igual de curioso que haya un empate (13%) entre quienes dicen que se mantendrá en los valores de 2020 y los que prevén una disminución.
Sobre la base de estos datos parece claro que más allá de los buenos deseos a la hora del brindis, el 2021 no invita a ilusionarse con un futuro mejor.