POR Victorio Pirillo *
Fiel a su estilo usurero, la banda de autodenominados «empresarios» que jamás invierten seriamente un solo peso en la Argentina ni modernizan sus establecimientos, festejan esta suerte de arrebato legislativo de derechos con el que hasta la fecha contaban los trabajadores. Como surge, y leales a su estilo especulativo y enfermos de codicia, califican esta momentánea derrota del movimiento obrero -o su victoria- como una «ley regresiva». Como siempre, este club de empresarios «saqueadores paraestatales» quieren todo sin dar nada a cambio más que las porquerías huérfanas de tecnología que «producen» para consumo interno.
Así, la Cámara de Comercio americana AmCham, todo un club de ventajeros, anunció con total hipocresía que este nuevo engendro de ley laboral no genera las condiciones mínimas necesarias para poder generar más empleo. Todo un cuento propio de bucaneros, lejos de figuras empresariales como la de Carneguie, H. Ford, J.P. Morgan, C. Vanderbilt, J. D. Rockefeller o Westinghouse, entre otros que transformaron totalmente la economía americana.
Respecto del blanqueo laboral, se establece que «cualquiera sea la antigüedad y el salario, solo podrá tener acreditado hasta 5 años de aportes calculados sobre el monto del salario mínimo, vital y móvil reconocibles y computables para su futuro haber jubilatorio»
Asimismo, la Cámara de Comercio junto a otro club de facinerosos como la Unión Industrial Argentina (UIA) van en igual sentido, solo que para no mostrarse contentos se esconden tras frases huecas como: “Lo más importante no es la ley, sino el repunte de la economía y la inversión”, que por supuesto ellos no están dispuestos a hacer con dinero propio.
CÓMO QUEDÓ LA REFORMA LABORAL
Lo real es que todos los empleados de ambas cámaras del Congreso terminaron, en cierta forma, aprobando la denominada Ley Bases. La primera ley que Javier Milei logra sacar en sus 6 meses de gobierno. En ella se establece, entre tantísimas cosas, que el período de pruebas (art. 89 y 95) se extiende al plazo de 6 meses y habilita que, mediante convenio colectivo, pueda ser ampliado a 8 meses en empresas que tengan de 6 trabajadores a 100, y hasta 12 meses en aquellas empresas consideradas pequeñas. Otro perjuicio aberrante para el trabajador es que se elimina la indemnización, dando lugar al despido sin causa y eximiendo a las patronales de la indemnización sobre trabajadores no registrados.
Así, se legalizan las situaciones de trabajo precario e informal. Pero no contentos con ello, esta nueva ley habilita a contratar empleados bajo la denominación de «colaboradores» o contratos de locación de servicios. El nefasto artículo 84 anula el mecanismo por parte de la organización sindical de denunciar el fraude laboral o la falta de registración, circunscribiendo esto al débil y necesitado trabajador a que él solo podrá, si se considera afectado, impulsar la denuncia.
Otra canallada jurídica es la introducción del denominado Fondo de Cese Laboral exhibido en el artículo 93, dando vía libre para que puedan ser «sustituidas o reemplazadas las indemnizaciones por despido» dejando entrever así, un negociado encubierto bajo el nombre de «fondo o sistema de cese laboral».
Esto le permite al empleador autoasegurarse o contratar una empresa privada para tales fines entre otras grandes aberraciones, que gracias a los representantes del pueblo y lobbistas de los intereses empresariales dejan extremadamente indefenso y a la deriva al castigado mundo del trabajo.
* Secretario General del Sindicato de Trabajdores Municipales de Vicente López (STMVL).