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Mercosur: 30 años después todo depende de China

POR ABECEB

A 30 años de la creacion del Mercosur, China -que a comienzos del siglo XXI sólo representaba el 3% de las ventas externas del bloque- se convirtió en el principal destino de exportación, actualmente casi 1 de cada 4 dólares exportados se dirigen al gigante asiático. En cuanto a las fuentes de abastecimiento, China también se transformó en el primer origen de las importaciones del Mercosur, desplazando a EEUU, 1 de cada 5 dólares que compra el MERCOSUR son productos chinos.

Cabe señalar que si bien la dinámica general de la pérdida de importancia del comercio intrabloque se replica en todos los países, se torna más marcada en Brasil. Para la Argentina, China también ha ganado peso como socio comercial, pero Brasil (y el Mercosur) continúan siendo el principal destino de exportación y la principal fuente de abastecimiento externo. De hecho, Brasil logra mantener su participación como fuente de abastecimiento del bloque.

Los datos agregados enmascaran un potencial riesgo para los países del bloque, China no solo ha ganado posiciones como cliente, sino que en muchos casos, el peso como destino de exportación para algunos productos es muy elevado, lo cual marca una fuerte dependencia y deja expuestos a los exportadores a fluctuaciones abruptas en dicho mercado; el avance como proveedor de un origen tan lejano también se configura en un riesgo, sobre todo para las industrias que requieren insumos (el Covid-19 ha servido para poner en evidencia las limitaciones que se enfrentan -a nivel global- de depender de proveedores concentrados geográficamente).

Aunque el panorama exhibe una pérdida de trascendencia del comercio del bloque, y una disminución del dinamismo en sus exportaciones, en gran parte ligadas a las fluctuaciones del precio de los commodities, hay que resaltar que la conformación del bloque sirvió para consolidar el comercio intra-industrial. Al analizar los flujos de comercio intrazona, se observa que las exportaciones intrazona son de mayor complejidad que las destinadas al mundo, el componente industrial explica 62 de cada 100 dólares exportados, mientras que en las ventas globales tan solo representa 36 de cada 100 dólares vendidos.

Las exportaciones intrazona son menos concentradas y tienen una alta participación de bienes industriales de cierta elaboración: el sector automotriz, las maquinarias y equipos son sectores tienen fuerte peso en las ventas intra-bloque. Lo cual marca que el bloque tuvo un rol en impulsar la escala y la especialización. No obstante, también muestra que la estrategia cumplió su ciclo y que es el momento de ampliar las fronteras.

El Mercosur debe diversificar sus destinos de exportación y dar un salto en el tipo de bienes que vende, si el objetivo es lograr un crecimiento que permita generar empleo y disminuir la pobreza.

Hace años que las mayores economías del bloque están estancadas -Brasil creció en torno al 1,2% en 2018 y 2019- o en recesión -el PIB argentino cayó 2,3% en dicho período-, con lo cual difícilmente puedan impulsar al bloque. En un mundo post-Covid que será más desafiante, el bloque debe repensarse para dar un nuevo impulso a la integración, mirando más allá de los cuatro vecinos, o cada uno de los miembros profundizará su propia estrategia y el camino común perderá relevancia.

Durante los primeros años del MERCOSUR, se logró afianzar la relación política entre los países y mejorar la integración comercial. El Tratado de Asunción, que dio origen formal al MERCOSUR, se celebró en un marco de reformas económicas, los países del bloque fueron desmantelando los aranceles al comercio interno, lo cual se tradujo en el crecimiento de los flujos comerciales. La participación del comercio intrazona creció sostenidamente, las exportaciones entre los socios comerciales se incrementaron fuertemente, pasaron de representar el 10% de las ventas externas del MERCOSUR en 1990 al 23% en el 2000, con lo cual su participación más que se duplicó. Mientas que las importaciones intrabloque crecieron seis puntos porcentuales a lo largo la primera década, alcanzando 22% en el 2000.

El comienzo del siglo XXI encontró a las economías de los socios en plena crisis y estancamiento, lo cual impactará en los flujos comerciales. Entre 2000 y 2005, el bloque perdió peso en las exportaciones, pero con el correr del tiempo, gracias al crecimiento económico, esto se revierte parcialmente. Sin embargo, tras el fin del ciclo del boom de las materias primas, el Mercosur ingresa en una etapa de fuerte pérdida de dinamismo económico, que en términos comerciales se evidencia en la caída en la participación del bloque como destino para las ventas externas.

En los inicios se esperaba que la eliminación de aranceles al comercio se tradujese en un aumento en la escala de producción de las economías del bloque, lo cual traería como corolario un aumento del comercio intraindustrial y un fortalecimiento de la cadena productiva regional. En los primeros años esta hipótesis se verificó parcialmente, no solo en el aumento de las exportaciones, sino también en el de las importaciones intrabloque. Hasta el año 2000 las compras intrazona crecieron sostenidamente, luego el comercio fue perdiendo espacio debido, en gran parte, a la irrupción de China en el tablero global, que se convirtió en el principal proveedor del bloque.