Fernando Belasteguín se despidió del público argentino tras una laureada carrera que lo tuvo como número uno del pádel durante 16 años. La dupla Chingotto-Galán obtuvo el título en un Polideportivo colmado por 8.000 personas.
La dupla conformada por el olavarriense Federico Chingotto y el español Alejandro Galán se quedó con el título en el Mar del Plata Premier Padel P1 al vencer en tres sets a la pareja número 1 del mundo: Arturo Coello y Agustín Tapia. Los segundos preclasificados reaccionaron tras perder con claridad el primer set y se quedaron con los otros dos parciales para redondear un 2-6, 6-2 y 6-2 en 1 hora 41 minutos.
En la rama femenina, las líderes del ranking Paula Josemaría y Ariana Sánchez, ambas de España, se consagraron al ganarle en una reñida final a la argentina Delfina Brea y la ibérica Beatriz González por 6-1 y 5-7 y 6-4 en otro maratónico partido de 3 horas y 11 minutos.
Pese a esos resultados magníficos, hubo alguien que eclipsó la fiesta. O, mejor dicho, la llenó de lágrimas y emoción. Fue Fernando Belasteguín, quien el jueves le dijo adiós al público argentino al perder contra los subcampeones, sus pupilos y a quienes llevó a lo más alto.
“Bela es el pádel”, dijo Agustín Tapia, el número dos del mundo, segundos después de haberle ganado. Y ese título dice mucho. Para él, que fue su compañero durante dos años, pero también para el público argentino, para el español, para los compañeros con los que jugó el Boss y para todo este deporte, porque Belasteguín fue el líder del ranking durante 16 años y no hay comparaciones de un reinado tan largo, ni siquiera con Roger Federer, Rafa Nadal o Novak Djokovic en el tenis.
Esta disciplina creada por el mexicano Enrique Corcuera en 1969 tuvo varias etapas explosivas, pero no fue hasta 1975 cuando el empresario argentino Julio Menditegui lo trajo a nuestro país. Para 1980 era un boom (el primero), con numerosas canchas en Buenos Aires y el interior.
En esos tiempos ya había jugadores famosos como Alejandro Lasaigues y Roberto Gattiker que habían puesto la bandera argentina en lo más alto del mundo, pero tras el segundo boom en los 90, el deporte de la paleta de madera tuvo una importante caída producto de las ventas inmobiliarias en la provincia.
Sin embargo, era un deporte muy divertido como para dejarlo en el olvido. Muchos lo seguían jugando y pronto comenzó a sonar fuerte el nombre de Bela, ese muchacho de Pehuajó que ganaba todo y provocó el resurgimiento de canchas, aficionados y la consiguiente profesionalización.
“Desde que conozco este deporte, es el mejor. ¿Qué puedo decir de él? Tuve la suerte de compartir pista, vivir el día a día con él. Aprendí muchísimo, no me salen las palabras. El partido parecía uno más, pero cuando entrás a la cancha te das cuenta de que no. Me temblaban las piernas y se me hizo difícil. Le doy las gracias, pero ahora despídanlo como él se merece”, fueron las primeras sensaciones del catamarqueño, pareja de Belasteguín en la temporada 2019-2020.
ORIGENES
Belasteguín debutó en el pádel a la corta edad de 15 años. Empezó jugando con el ‘Warrior’ Martín Díaz en algunos torneos de menores. Sin embargo, al principio no estaba muy decidido por la paleta y, como buen argentino, le ‘tiraba’ más la pelota y convertirse en futbolista profesional.
Pero en su historia hay una leyenda que le salvó la vida: Robby Gattiker, su ídolo, y por ese entonces número uno del mundo, quien lo convenció de que el camino eran esas paletas de madera que hoy son una reliquia y recuerdos imborrables de los museos, pero parte ineludible de este deporte.
“Yo lo conocí en un torneo con Matías Díaz muy cerca de Pehuajó, en una segunda ronda contra Ale Lasaigues y yo. A mí me fascinó cómo jugaba los drops, pero en ese momento Bela era muy chico, aunque punzante y jugaba realmente muy bien. A pesar de que siempre se destacó con los juveniles, hubo una época donde había decidido dejar el pádel para dedicarse a estudiar. Y a mí me parecía un desperdicio. Inventé entonces una gira por Bariloche, Villa La Angostura y El Bolsón con él, Matías Díaz, Gastón Malacalza, y la verdad que fue una maravilla. La gente se volvía loca en todos los partidos. Cuando nos volvimos fuimos a su casa de Pehuajó. Ahí hablé con él, con su papá, diciéndole que era un desperdicio que dejara de jugar al pádel porque era un jugadorazo y podía llegar a hacer cosas muy buenas. Me quedé a dormir en su casa y después fuimos a jugar juntos a España. Nos fue bien en un par de torneos y ahí se hizo más conocido. Por suerte puse un granito de arena para que Bela siga jugando”, señaló Gattiker a Brunch! en un ameno diálogo por WhatsApp.
Matías Díaz, por su parte, también tuvo palabras de agradecimiento y elogio hacia su ex compañero y amigo. Presente como comentarista en el Mar del Plata Premier P1, recordó los momentos de la infancia compartidos con Bela. “Mi padre lo conoce a Bela en un Nacional y a partir de ahí empieza a jugar con mi hermano y luego conmigo. Jugamos 5 o 6 años y pasamos toda nuestra etapa de juventud. Para nuestra familia era como un hermano más. Su figura ha ayudado a consolidar el pádel y es un ejemplo tanto deportivo como profesional para que otros chicos sigan su imagen, porque ha tenido una carrera impecable a lo largo de los años”.
RECORDS
Con 22 años, Fernando Belasteguín se convirtió en el jugador más joven en alcanzar el número uno junto a su entrañable pareja Juan Martín Díaz, con quien logró otro récord increíble: un invicto de un año y 9 meses invictos, ganando 22 torneos de forma consecutiva. Con el marplatense, además, tienen el orgullo de ser la única dupla en permanecer 13 años como líderes del ranking mundial.
Con su forma de jugar, sus globos y sus golpes que maravillaban al público, Bela ganó 230 títulos y fue galardonado con 11 Olimpia de Plata, el premio más importante que reciben los deportistas de cada disciplina en la Argentina.
Luego de su exitosa etapa con Díaz, comenzó a probarse con nuevos jugadores. El primer trueque fue el brasileño Pablo Lima, con quien mantuvo el liderato del ranking durante tres años más. Luego vinieron el propio Tapia, su socio Coello, Sanyo Gutiérrez y en el último tiempo Juan Tello.
Hoy tiene 45 años y sigue en el Top Ten, toda una proeza para cualquier atleta. Como si fuera poco, todavía le quedan algunos torneos a disputarse en otras latitudes, amén de que también tiene posibilidades de participar en el próximo Mundial de la especialidad, si el cuerpo técnico argentino así lo decide.
EMOCION EN LA FELIZ
¿Qué puede ser mejor para un deportista que despedirse justo ante dos ex compañeros, su primer profesor, la ciudad que lo vio debutar y ante un estadio colmado que lo ovacionaba? Quien estuvo allí, o lo vio por televisión, se emocionó de la misma manera que los protagonistas.
Inmediatamente después de consumarse el partido, el abrazo histórico entre Belasteguín, Tapia y Coello fue una imagen que quedará grabada en la historia del deporte mundial. No pocas veces tres número uno se abrazan de esa manera. Fue una instantánea icónica, de esas que, como aquel ‘abrazo del alma’ del Mundial 78, perduró para siempre en la retina de los hinchas.
“Ese último abrazo lo llevaremos de por vida. Quizá hoy no tenemos tantos momentos juntos porque cada uno está con su equipo, pero sé que la relación es muy buena, él ha estado tanto cuando lo he necesitado como cuando jugamos juntos. El abrazo fue muy bonito, muy sincero. Bela fue un jugador que nos ha enseñado mucho y me siento afortunado de haber tenido una relación tan buena con una persona que he idolatrado tanto”, señaló el rey Arturo ante la consulta de este medio.
Belasteguín les dijo adiós a las canchas argentinas pero su legado nunca quedará en el olvido. Como pasó con Maradona o Messi, hoy todos los chicos que agarran la pala dicen ‘quiero ser Bela’. Y en la conferencia de prensa se animó a aconsejar a los purretes con una analogía de su infancia.
¿Qué le dirías al joven Bela si pudieras regresar al pasado?, le preguntó un periodista en la conferencia de prensa. “Yo le diría que va a tener una carrera que no hay esfuerzo que lo pague, porque el deporte me ha dado muchísimo, pero que sepa que esa carrera y ese deporte le van a quitar un montón de cosas que se las va a tener que bancar de llorar solo un montón de veces, pero que todo en la vida vale la pena. Si sigue trabajando, al final la satisfacción es muy grande”.
FOTOS: ARGENTINA PREMIER.
