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«El kirchnerismo quiso ser revolucionario y eso ya no vende»

EDUARDO PRESTOFELIPPO, EL PRESTO.

Todos lo conocen como ‘El Presto‘ pero se llama Eduardo Prestofelippo, tiene 29 años y hoy es uno de los comunicadores más consumidos en las redes sociales con más de un millón de seguidores.

Aunque nació en Entre Ríos, es cordobés por amor a la provincia serrana y hace un año su nombre estuvo en la tapa de todos los diarios de la Argentina al ser detenido por la policía, acusado de haber amenazado a la vicepresidenta Cristina Fernández en un tuit en el que aseguraba que no iba a salir viva (NdR: políticamente) de la crisis social que vive el país.

Sin embargo, su trayectoria no se reduce a un comentario en la red social de Jack Dorsey, sino que trabaja arduamente como director de Data 24 y se aboca a tareas sociales como la realizada hace unos días en Mar del Plata, donde se vistió del Capitán Piluso para llevar la merienda a un comedor infantil de la ciudad.

-¿Qué cambió del Presto que estudiaba periodismo al de hoy que es un youtuber y comunicador muy conocido en el ambiente?

– La manera de ver el mundo. Cuando sos estudiante de periodismo y salís de la universidad creés que vas a hacer la revolución y no es así. Yo algo siempre tuve en claro: el periodismo es un trabajo social, y quizás muchos no lo entienden así y creen que el periodismo es figurar, el insulto constante, la bronca… Nosotros desde El Presto tuvimos la premisa de informar y educar. Y eso es muy importante en un país que está devastado en la educación. Pero cambió para bien. De hecho me ha pasado miles de veces que me digan `¡mirá Presto lo que tengo!´, y me muestran un libro de José Ingenieros, o que me hablen de Illia. Además, la palabra de uno llega a más lugares y hasta en lo más profundo de La Matanza los chicos carenciados me han dicho `loco, te vemos a vos, a Dannan, a Alvaro´ y eso era imposible de pensar. Pero hoy está pasando y estamos entrando. ¿Por qué? Porque la rebeldía no pasa por ser progre o de izquierda, ellos están en el Estado y nosotros mostramos las falencias de su sistema.  

-¿El periodismo independiente tiene más crédito que los grandes medios?

-Nosotros entramos donde TN o C5N no van a entrar jamás, ni menos aún Crónica, Clarín o Perfil. De hecho, Perfil nos dedicó tres páginas diciendo que éramos el “ministerio del odio”. Ese ataque constante a un grupo de jóvenes que se bancan solos y por redes sociales es porque no pueden retener a la cantidad de gente que retenemos nosotros.

-Todos nacemos con sueños. Sin embargo, la Argentina hace lo opuesto al American dream y parece un país invivible. ¿Por qué?

-Porque es una cuestión cultural. La famosa grieta no es económica ni política, sino de ética y moral. La grieta es el tipo que laburó toda su vida para tener una jubilación digna y del otro lado los que no trabajaron nunca y quieren vivir del Estado. También la del que busca emprender contra el que te asfixia con impuestos. O el estudiante que se levanta temprano para alcanzar su título versus las Ofelia Fernández que toman escuelas y te rompen todo o van a hacer política a las universidades.

-En las provincias muchos trabajan para el Estado. ¿Cómo hacés para trasladar a esa gente al sector privado?

-La gente lo sabe, no nos hagamos los tontos. Hasta el más ignorante sabe que la ayuda que recibe es de otro argentino al que se la están sacando. Lo que pasa es que les gusta la vida fácil, y esto se tiene que acabar. Los que producen cada vez son menos y la casta política tiene que tomar la determinación de eliminar, lentamente, esos puestos. En Córdoba tenés un pueblo de 6.000 habitantes y 4.000 tienen pensión por discapacidad. ¡Vamos! ¿Qué son todos tullidos? Te das cuenta que tienen curros con el municipio. Se lo sacás. Lo que pasa es que después viene un tipo como Macri que alimentó un monstruo como Grabois a través de Carolina Stanley. A la gente que necesita ayuda, hay que dársela, pero dos meses, seis, un año si querés. Pero hay gente que hace 10 años que tiene asignaciones y planes. Es inviable.

EL ENCUENTRO CON BRUNCH! COMUNICACIÓN SE DIO EN EL TORREÓN DEL MONJE.

-¿Qué sentís cuando ves que muchos jóvenes se quieren ir?

-Tristeza. Mucha tristeza. Porque se está yendo lo mejor, y aquellos que no se pueden ir se terminan apagando. Estamos viviendo un éxodo de jóvenes que ni en el 2001 se vio. En Ezeiza se ven colas y colas de jóvenes de 18 a 30 años con las familias llorando. Este gobierno hizo un genocidio económico. Pero también los gobernadores y los municipios que lo apoyaron.

-Y no sólo económico…

-No, por supuesto. Tenés los muertos por represión (Correpi habla más de 90), por la pandemia… lo que hicieron no es gracioso. Yo entiendo que nos riamos ahora de las prostitutas que visitaron a Alberto, pero ellas reciben pagos de cien mil pesos mientras a los jubilados y a los médicos nunca les dieron los bonos. No me molesta lo que hagan Alberto o Fabiola con su vida, el tema es cuando les quitás alimento a los niños, a los ancianos les pegás un ajuste terrible y al sector privado lo matás mientras ellos viven como reyes.

-Pese a esta migración de la que hablábamos, muchos chicos hoy se están metiendo en la política. ¿Eso te da esperanza?

-Sí, pero me preocupa el fanatismo de algunos sectores y yo no quiero más Cámporas, ni de izquierdas ni de derechas. Quiero que los pibes estén activos, sepan lo que pasa en su país y luchen por sus ideas, pero no quiero que se vuelvan fanáticos al punto de que les toques una figura y se prenden fuego. ¿Cómo no me va a dar esperanzas cuando veo que en José C. Paz hay pibes pegando afiches del liberalismo?

-Eso indica que el mensaje les está llegando…

-Claro. A mí me pasa algo muy loco: a veces me dicen «eh, Presto, yo me crié con vos», y ese pibe me empezó a consumir con 13 o 14 y ahora tiene veintipico. Cuando arrancamos ese chico quizá me veía como un hermano o como el padre que no le explicaba un carajo de historia.

POLÍTICA

Cuando se le pregunta por las críticas que recibe en las redes, señala: «Si vos ves un video mío y te quedás con el insulto… No es eso. En el pasado nosotros mostramos un video del gobernador Beder Herrera abusando de una menor y una señora me decía en los comentarios: `el contenido está bien pero los insultos son innecesarios´. A ver, señora, ¿cómo quiere que califique a un degenerado? Los buenos modales se los dejo a Nelson Castro. A mí eso me hierve la sangre porque esa criatura de 14 años podría ser mi sobrina. Ahora le están haciendo un quilombo a Fernando Iglesias, pero con Alperovich los kirchneristas se quedaron bien callados.

-¿El kirchnerismo es lo peor que le pasó al país?

-Cristina fue lo peor. Néstor era un animal político, podías coincidir o no, pero sabía hacer política y hasta dónde llegar. Sabía hasta dónde era el juego con Clarín o el campo. El quilombo del campo fue una decisión de ella por pedante. Generó un odio en la sociedad argentina que hizo que aquellos que nunca tuvieron oportunidades con el sistema que aplicaron, le tengan odio a la gente que quiere progresar. Son oligarcas, son cipayos, son esto, son lo otro. Menem fue un corrupto al que quedamos esperando en Córdoba por la voladura de Río Tercero y farandulizó la droga en Buenos Aires, pero pese a ello, la mafia absoluta comenzó con el kirchnerismo. Ellos aniquilaron las esperanzas de la sociedad. Menem tenía carisma, era como el Guasón: te robaba y te hacía sonreír. Ella no: va al choque y tiene un odio visceral. Por suerte el poder lo están perdiendo.

-¿Pensás que perdieron la calle y a los jóvenes?

-Sí. Sobre todo La Cámpora que se avejentó. Las discusiones que tienen son viejas: ellos siguen hablando de los monopolios. La gente se está cagando de hambre y estos pelotudos me hablan de Magnetto. La diferencia es que ahora el ataque ya no es más a los medios de comunicación, sino a las redes sociales. El kirchnerismo quiso ser revolucionario y eso ya no vende. En sus filas no dejaron entrar gente nueva porque crecieron de arriba hacia abajo. En cambio, la Coordinadora de Alfonsín -que era peor que ellos porque perseguían periodistas-, arrancó con una base fuerte de abajo hacia arriba. Cristina ataca al liberalismo porque se le fueron los jóvenes hacia ahí.

-¿Cómo es la Argentina que soñás?

-En momentos críticos hay que tomar medidas duras. Extranjero que delinque, afuera. Una Argentina que baje impuestos y deje producir. ¿Querés vender garrapiñadas? Vendelas. No rompan los huevos con que la olla no está nivelada. ¿Querés vender globos? Hacelo. No rompan con que en esa zona no está habilitada. Sueño con una Argentina que deje libremente a los estudiantes y pueden desplegar su potencial. Que piensen en grandes cosas, no en el caballo blanco de San Martín como repiten hace 200 años. La educación de este país es siempre la misma, a la que ahora se suma el adoctrinamiento. Si tenés una educación pobre con adoctrinamiento, es un cóctel letal. Y a eso agregale que tenés docentes que dicen que las pruebas PISA son estigmatizantes… ¡No! Es necesario que cometan errores para mejorar.

LUEGO DE LA ENTREVISTA,’EL PRESTO’ SE VISTIÓ DE CAPITÁN PILUSO PARA DARLES LA MERIENDA A LOS CHICOS DEL COMEDOR ‘HUELLITAS’, DE MAR DEL PLATA.

-¿Creés en la profecía de Don Orione que afirma que un presidente argentino será colgado en Plaza de Mayo en este siglo?

-No sé, pero para que lo cuelguen a Insfrán no falta mucho. Sí te afirmo que Alberto no va a poder volver a pisar una calle. ¿Cómo le explica al padre de Solange que mientras ella se moría él estaba de putas en Olivos?

-¿Es el mismo de antes? 

-Alberto es Alberto, no cambió, es eso.

-¿No compraron su silencio con la Presidencia?

-No, esto es negocio, pero el arreglo era diferente. Él quería ingresar al poder con sus filas y su militancia mientras le dejaba a ella el Senado. La pandemia no se lo dejó hacer y Cristina le fue sacando todos los ministros. ¿Vos creés que no estuvo armado lo de Ginés? Verbitsky es operador de Cristina, no de él. Se lo hicieron para debilitarlo. Al Presidente ya no le queda nada: sólo un canciller como Solá que no sabe inglés y un jefe de gabinete como Cafiero que no sabe hacer la 0. Pero seamos claros: Alberto se quiso hacer el vivo con el demonio y con este no se juega. Le entregó el alma creyendo que él era más vivo.

-La estrategia de ponerlo en la Casa Rosada a Cristina le sirvió…

-Ella necesitaba una persona conciliadora porque no se llevaba muy bien con ciertos sectores del peronismo. Es una gran estratega y por eso convocó a Alberto, que fue armador de Sergio Massa y tenía diálogo con gobernadores que no la podían ni ver. Pero las charlas que tuvo Cristina con Alberto Fernández también las tuvo con De la Sota. Es más: yo tengo la teoría de que si De la Sota no se mataba, él era el candidato. No obstante, acá también se están lavando las manos los comunicadores: Longobardi empezaba los editoriales diciendo que Alberto era moderado; Majul asegurando que era la cara que necesitaba el kirchnerismo si quería volver a la democracia. Nosotros, junto a (Alvaro) Zicarelli y (Emmanuel) Dannan advertíamos: ¡no, muchachos, no! Acá hay que sacarse el chip de que si no es peronista no puede gobernar. Hay gobiernos que se fueron por menos que esto.

-Si casi todo el arco opositor coincide en que es el peor gobierno de la historia, ¿por qué no avanza el juicio político?

-Mirá: nosotros hicimos una vez un informe sobre la vacunación y la guita que se estaban robando los municipios, y al final yo leo el discurso de Julio César Strassera como si estuviera ahí en el estrado, diciendo: «Señores jueces, nunca más». En ese informe puse las caras de Alberto, Cristina y Larreta. Hasta ese momento, cuando no teníamos todos los muertos que tenemos ahora, decía que era un genocidio económico. Ahora te digo que es un genocidio en todos los ámbitos. Ya no tiene discusión y se va a tener que hacer un juicio, ellos van a tener que responder. Lo que pasa es que hay que ver cómo están las bancas. Si tenemos gente como Milei y Villarruel, sí. Si tenemos gente como Lipovetzky, no. Hay un sector de la oposición que tiene que ser eliminado porque es pro-K.

-¿Te gustaría ingresar a la política?

-Sí, pero hay gente más preparada que yo, como Zicarelli por ejemplo. Si entro es por mi provincia, Córdoba, a la cual amo y respeto. Córdoba está muy golpeada por sus representantes y necesita que defiendan su hidalguía y sus convicciones por la libertad. Sin embargo creo que no es el momento. Hoy mi rol es como comunicador y dándole el apoyo a candidatos de diferentes partidos. Eso no significa que luego no te quemes si se mandan una cagada, pero hay que jugarse en la vida. Lo importante es no mentir y no traicionarse a uno mismo.

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