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Llega Filba, el festival porteño de literatura

El Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires estrenará desde mañana, viernes 16, su primera edición digital con un discurso inaugural de la neoyorquina Joyce Carol Oates, cuyas palabras de apertura marcarán el inicio de un encuentro literario que hasta el 24 de octubre desplegará y amalgamará distintas lenguas y lenguajes, junto a unos cien autores argentinos y una importante delegación de invitados internacionales, como Siri Hustvedt, Sharon Olds, Nic Pizzolatto y Vivian Gornick.

Además de los grandes nombres que robustecen esta atípica edición del Filba con entrevistas en primera persona, hay una agenda subrepticia pensada desde el mundo digital para agudizar los sentidos, desafiar la monotonía de las pantallas y atravesar géneros y tramas, curada a partir de la idea de transformación no sólo como cambio sino como «paso de un estado a otro», tal como lo definen sus organizadoras.

¿Qué otras actividades se solapan detrás de las charlas, lecturas y entrevistas con las principales figuras invitadas, entre ellas las estadounidenses Hustvedt, Oates, Gornick y Olds, su par, el guionista Nic Pizzolatto; el rumano Mircea Cartarescu, el británico M. John Harrison, la antiguana Jamaica Kincaid, el mexicano Guillermo Arriaga, el chileno Alejandro Zambra, el costarricense Luis Chaves o el francés Mathias Énard?

Joyce Carol Oates

La respuesta es tan diversa como original: desde cuentos por audios de WhatsApp, ventanas para espiar cómo trabajan los autores, recitales de literatura contada y cantada para cerrar los ojos, mesas literarias con fotos y videos para estimular las experiencias y mucha perfomance para cruzar lenguajes y también pandemia y confinamiento, como la que realizarán la cantante mexicana Julieta Venegas, la actriz y bailarina Margarita Molfino y el escritor Federico Falco sobre escenas domésticas, el 22 a las 22 con el título «Vivir es ir de un espacio a otro»

«Al Filba 2020 hay que entrar sin prejuicios y con todos los sentidos porque, más que nunca, es un escenario para las literaturas expandidas», dice Catalina Labarca Rivas, programadora de Fundación Filba, para quien esta edición es en «sí misma una novedad. Pensar en hacer un Filba online fue un ejercicio al que nos vimos obligadas a principios de la pandemia y que luego derivó en repensar el festival para llevarlo a la virtualidad, porque la idea no era trasladar lo presencial a lo virtual, sino adaptarlo al nuevo formato».

Sin evocar una réplica de lo físico pero tampoco perdiendo algunos clásicos del evento -como charlas, talleres, catas de lectura, consultorio lector o la Noche de Poesía- y apostando por lo experimental, el Filba reconoce que llega en un momento en el que la aceleración de lo virtual se pregunta por «la transformación de los hábitos culturales», como sugiere por su parte Amalia Sanz, directora de Fundación Filba.

«La literatura es una de las actividades más solitarias pero un festival apunta al encuentro, con lo cual ahí ya hubo una distancia entre el acto de leer y el de encontrarse para hablar de libros. Veremos cómo influye la virtualidad con ese cuerpo que, en principio, está ausente pero está frente a una pantalla, es otro cambio interesante para pensar», dice Sanz. La distancia supuso varias ventajas, por un lado extender la invitación a más autores internacionales, algunos muy difíciles de conseguir como el ilustrador Oliver Jeffers, que de otro modo no viajaría al país, o aquellos que «hace tiempo cuestionan el impacto ecológico por la huella de carbono» en largos viajes de pocos días, cuenta Sanz.

Por el otro, agrega Labarca Rivas, «las nuevas tecnologías nos permiten llegar a rincones y públicos que antes no tenían la posibilidad de acompañarnos y eso es una oportunidad enorme». La idea de transformación que atraviesa el programa surgió de la incertidumbre y la vorágine de la virtualidad: «Cuando comenzamos a repensar el Filba el concepto de cambio era ineludible. La vida de todo el mundo literalmente había cambiado y de un día para otro la humanidad se vio obligada a adaptarse a una realidad que parece sacada de ciencia ficción. Sin embargo, nos parecía que no era solo el cambio lo que se imponía, sino también la transformación, es decir, ese paso de un estado a otro que, en este caso además, se da a puertas cerradas». «La literatura y las artes siempre han corrido el límite, y no solo piensan en el cambio, sino que lo impulsan. En Filba creemos profundamente que la literatura transforma, es un refugio y nos permite entender este presente incierto», reflexiona Labarca Rivas, una de las responsables de idear los contenidos del programa en el que «apelamos a otras lenguas, lenguajes y artes».

«La literatura es una actividad solitaria, pero el festival apunta al encuentro».

En torno al tema de la transformación habrá dos actividades en diálogo directo con la literatura, en el marco de la sección «Buenos Aires, ciudad de traductores»: «‘Cambia, todo cambia’ en la que seis autores y autoras pensarán cómo nos transformará (o no) la pandemia y ‘En transformación’ en la que, a modo de festejo de los 10 años de Filbita y como un manifiesto, le propusimos a 10 autores/ilustradores un juego que condensa el recorrido de todos estos años y que a la vez hace muy patente que la lectura y la literatura son conversaciones que nos transforman».

Este Filba como «escenario para las literaturas expandidas» se podrá percibir desde lo oídos con textos narrados por escritores y escritoras que se enviarán cada noche a través de audios de WhatsApp o también a partir recitales pensados para ser oídos con los ojos cerrados, como los de la cantautora española Christina Rosenvingey la danesa Madame Nielsen -artista, multifacética, narradora, perfomer, que se reconoce ante todo como pájara o «utopía viviente»-, el 17 y 19 a las 22, respectivamente.

Y también habrá soporte en el registro audiovisual porque algunas lecturas sumarán «elementos que la enriquezcan y que formen parte del relato, como `Rutas de autor` en donde cuatro autores y autoras nos comparten recorridos por las ciudades que consideran propias y complementan la experiencia con fotos y videos; y `Desde mi propio cielo`, donde cuatro creadores de distintas partes nos cuentan cuál y cómo es el cielo que miran durante estos meses de encierro», cuenta la programadora.

En este contexto donde el contagio obliga al encuentro a través de dispositivos electrónicos, habrá actividades en clave doméstica e intimista para descubrir los procesos creativos de sus invitados, como la iniciativa «En proceso», donde el escritor chileno Alejandro Zambra, la traductora argentina Cecilia Pavón y el ilustrador Cristian Turdera, compartirán sus detrás de escena para ser espiados por lectores, al estilo voyeurs, detrás de las pantallas. ¿Qué busca ese ejercicio de «conocer la cocina» de las y los autores? «Todo escritor, es ante todo, un gran lector y siempre hemos tenido actividades vinculadas a esta idea. También pensamos que el proceso creativo es parte de la experiencia literaria y las posibilidades que se abren desde los formatos virtuales potencia lo que ya veníamos buscando desde hace años, con propuestas como el cruce epistolar o el recorrido por casas, es decir, espiar la `intimidad de la escritura`.

Este poder mirar de cerca nos permite un registro de `trastienda` que no puede sino enriquecer la experiencia en el festival», sostiene la programadora. Este año también habrá noche de poesía (23 a las 22), curada por Gabriela Borrelli. Participarán ocho poetas de distintas latitudes como la estadounidense Margaret Randall, la alemana Nora Gomringer y el peruano Mario Montalbetti. Para ver la programación completa ingresar a www.filba.org.ar.