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Las mil y una imágenes de Diego

Diego Armando Maradona es -fue, ¡cómo cuesta referirse a él con verbos conjugados en pasado!- el símbolo máximo del fútbol argentino. Desató pasiones irrefrenables y provocó alegrías inmensas. Maravilló por su inigualable relación con la pelota. Goles sublimes, pases increíbles, gambetas indescifrables. También desató polémicas infinitas. Dividió aguas por cómo maltrató a su familia, a sus parejas, por cómo permitió que la droga arruinara su vida, enfureció a quienes creían verlo como el ejemplo que nunca buscó ser… Conoció presidentes y líderes mundiales, fue un personaje del mundo del espectáculo… Hizo todo lo que era posible hacer en este mucho… y mucho más… Vivió 60 años muy intensos, tan intensos como ningún otro ser humano podría imaginar. Vivió a lo Diego…

EL BAUTISMO DEL NIÑO DIEGO.

Alguna vez, en pleno esplendor de Martín Palermo como goleador de Boca, un sector del periodismo comenzó a alimentar la idea de la película de la vida del Loco. Parecía lógico por la excentricidad del personaje. Pero fue una reacción tardía o, en todo caso, la repetición de una existencia cinematográfica que se conocía desde hacía mucho tiempo y que deparó escenas, imborrables. En Brunch! Comunicación nos proponemos, a modo de despedida final del mejor jugador que alguna vez haya vestido la camiseta de la Selección argentina, hacer un repaso, desordenado, sin pretensiones de rigurosidad, del paso de Maradona por este mundo.

CON PIPO MANCERA.

Desde las imágenes de bebé, incluso del bautismo cuando apenas tenía un año de vida, pasando por sus primeras gambetas cuando jugaba en los Cebollitas, o cuando Pipo Mancera -ilustre pionero de la televisión argentina que aún se lo recuerda más por su apodo que por su nombre, José Nicolás-, pasando por el debut en Primera, el paso por distintos clubes, por el Seleccionado nacional, sus excesos, sus encuentros con grandes personalidades, sus excentricidades… Todo quedó reflejado. Por suerte.

EL DEBUT EN LA SELECCIÓN A LOS 16 AÑOS.

En un hallazgo periodístico, hace unos años apareció la postal -la estampita dirán los fieles adoradores de Diego- del caño a Juan Domingo Patricio Cabrera, de Talleres, con el que se despachó el día del debut en la Primera de Argentinos Juniors. También es posible ver al pibe, casi niño de 16 años, que aparece en la Selección en un amistoso contra Hungría en Mar del Plata en febrero del ´77.

El Mundial Juvenil de Japón, en 1979, fue su primer impacto internacional. En las polvorientas canchas locales ya venía destacándose, pero el planeta futbolero lo conoció cuando conquistó el título en una recordada sociedad con Ramón Díaz en el equipazo dirigido por César Luis Menotti, el técnico que lo dejó al margen un año antes de la Copa del Mundo disputada en nuestro país. Por aquellos días se conocieron las fotos del joven soldado que hacía el servicio militar.

EL SOLDADO MARADONA, CON EL PICHI ESCUDERO.

Entre sus hazañas en un Argentinos que era competitivo únicamente porque él estaba entre sus titulares, les dio vida a genialidades tales como los cuatro goles a Hugo Orlando Gatti, el arquero de Boca que se atrevió a decirle “gordito”. Pudo haber jugado en River, pero llegó al conjunto xeneize y fue campeón con Miguel Angel Brindisi como aliado fundamental en la creación. Dejó para el recuerdo un golazo al Pato Ubaldo Matildo Fillol.

EN EL ´81 CON QUEEN.

El 8 de marzo de 1981, cuando la banda británica Queen se presentó en la cancha de Vélez, Maradona posó con Freddy Mercuri y compañía. Lo hizo con muchos músicos. Ah, Diego cantaba bastante bien y lo demostró en una grabación con el dúo Pimpinela. Si, daba espectáculo también fuera de la cancha.

Quedó el doloroso recuerdo del Mundial ´82 con la expulsión contra Brasil incluida por esa salvaje infracción que le cometió al mediocampista Batista, cuando la impotencia lo traicionó. ¡Cómo olvidar el consuelo que intentó darle el Conejo Alberto Tarantini en su triste salida de la cancha!

EL CONSUELO DE TARANTINI EN ESPAÑA ´82.

Para los pibes que hoy están subyugados por las gambetas de Lionel Messi, alguna vez Diego debió sortear patadas que parecían dignas de un campo minado y marcas brutales y asfixiantes como jamás se ven en la actualidad. Desde Abel Moralejo, de Vélez, que alguna vez no le dejó tocar la pelota, como el italiano Claudio Gentile y el peruano Luis Reyna que lo hostigaron permanentemente, o el vasco Andoni Goicoechea , del Athletic Bilbao, que le dejó un tobillo a la miseria cuando jugaba en Barcelona. Ni hablar de la paliza que le dieron los surcoreanos en México ´86 y los cameruneses en Italia ´90…

CON EL TOBILLO ASÍ JUGÓ EN ITALIA ´90.

En Nápoli hizo todo y fue beatificado en vida por los hinchas. Allí nació, tal vez, el culto más desenfrenado por el Diez.  Se extendió a la Argentina cuando lideró a la Selección a la conquista del Mundial de México, el torneo en el que le legó para siempre los goles contra Inglaterra, primero La Mano de Dios y luego el mejor tanto del que se tenga memoria.

EL REY DE NÁPOLES.

La Copa del Mundo en sus manos es el resumen de la máxima noción de gloria que se puede concebir para el representativo nacional. Maradona instaló a perpetuidad la noción del líder que lleva a sus compañeros al triunfo. Con el talento puesto al servicio del equipo como en 1986, o con el alma a pesar de que el cuerpo esté hecho pedazos con en 1990… Lloró y nos hizo llorar cuando Argentina perdió la final contra Alemania.

HACÍA JUEGUITOS CON CUALQUIER COSA.

En el medio, entregó cientos de trucos de magia con su zurda privilegiada. Porque, de qué otra manera se podría definir a los jueguitos que hacía con pelotas de fútbol, de tenis, de playa, gigantes, hasta con frutas… ¡Qué jugador era Maradona!

De alguna manera hasta se transformó en un integrante más de la familia. Todos se sintieron invitados al fastuoso casamiento con Claudia Villafañe en el Luna Park. También se sentaron frente al televisor para verlo en La Noche del 10, el programa en el que se lucía como un consumado conductor y en el que hizo jugosas entrevistas. ¡Hasta Pelé se sentó mano a mano en un encuentro único entre los dos más grandes jugadores de todos los tiempos!

EL CASAMIENTO EN EL LUNA PARK.

Pasó el abismo del doping y el peor momento, representado amargamente en esa triste salida del departamento de la calle Franklin  o los disparos contra los periodistas que querían saber de él en las afueras de la quinta de Moreno en la que se alojaba.

CON PELÉ EN LA NOCHE DEL DIEZ.

Las ideas y vueltas al fútbol en Sevilla y Newell´s, hasta un corto paso como técnico de Mandiyú y Racing antes de regresar como héroe de la Selección para estar en Estados Unidos 1994. El golazo a Grecia, las piernas cortadas por la maldita efedrina… La segunda etapa en Boca, el apasionado beso con Claudio Caniggia después de un gol, la insólita ocurrencia de ir a la práctica en un inmenso camión…

AL ENTRENAMIENTO EN CAMIÓN.

Se fue del fútbol y se entregó al universo de las polémicas y los escándalos. Amarga etapa, sin dudas. En el medio apareció en la Bombonera para despedirse del fútbol y decirle al mundo “que la pelota no se mancha” y que él se había equivocado y había pagado. Nos hizo llorar. Y lloró él, tal vez disculpándose a sí mismo y a todos nosotros por ese descontrol al que se entregó mansamente.

CUANDO NOS DIJO QUE «LA PELOTA NO SE MANCHA».

Lo rescató la Selección en 2008, cuando hacía falta una figura con espalda ancha para soportar los golpes de un momento futbolístico complicado. No importaba si era buen entrenador o no. Era Diego.  Llevó al conjunto albiceleste al Mundial 2010 y antes festejó abrazado con Carlos Salvador Bilardo como si hubieran ganado otra vez un título con la misma euforia que había planeado sobre el césped del Monumental por un gol del Loco Palermo contra Perú.

CON BILARDO FESTEJANDO LA CLASIFICACIÓN A SUDÁFRICA 2010.

Se fue enojado porque pensaba que merecía seguir en su cargo después de la eliminación frente a Alemania. No entendió que era una solución de ocasión. Otra larga ausencia del fútbol con más escándalos personales hasta su retorno como DT en Emiratos Arabes Unidos y en México, etapas previas a su breve estancia en La Plata, donde al mando de Gimnasia disfrutó de merecidos homenajes en cada cancha que pasó. Sí, de todo eso hay imágenes. Porque donde estuvo Diego, siempre hubo una cámara para retratar en mil y una imágenes la increíble vida del Diez.

EN SU PASO COMO DT DE GIMNASIA DISFRUTÓ DE MERECIDOS HOMENAJES.

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