No es 1789. Tampoco se enarbolan los ideales de libertad, igualdad y fraternidad para derribar el absolutismo monárquico. Estamos en 2021, pero de todos modos Francia vive una revolución. El fútbol mundial también. Lionel Messi ya es jugador del Paris Saint-Germain. Y con su llegada La Pulga sacudió la capital gala. No es para menos. Podría decirse que es la nueva revolución francesa. O, simplemente, la revolución messista.
El dolor que causó su partida en la hinchada del Barcelona es tan intenso como el orgullo y la felicidad que se apoderaron de la del PSG por tenerlo en sus filas. Muchos fueron a recibirlo cuando depositó sus pies en suelo francés. Una multitud se acercó al club para ser testigos de su presentación. Todavía no debutó y los simpatizantes ya están rendidos a sus pies.

Sin dudas, el catarí Nasser Al-Khelaïfi, el extenista devenido en magnate y dueño de la entidad parisina, hizo el negocio de su vida. En 2017 desembolsó 222 millones de euros para hacer posible la salida del brasileño Neymar del Barcelona y 180 millones para sumar a un adolescente de 19 años llamado Kylian Mbappé que brillaba en el Mónaco. Para tener a Messi solo debió preocuparse por ofrecerle un suculento contrato, sin pagarle un euro a los catalanes.
La tienda oficial del Paris Saint-Germain vendió una cantidad sorprendente de camisetas con el apellido de Messi y el número que lucirá en la espalda. Un negocio excelente desde el primer día. ¿Cómo no va a ser una revolución la que vive la Ciudad Luz?
UN ENORME DESAFÍO
«Estoy muy feliz. Mi salida del Barcelona fue dura. Son muchos años y es difícil el cambio tras tanto tiempo. La felicidad es enorme y tengo ganas de entrenar, que pase todo esto rápido, aunque lo estoy disfrutando con mi familia y mi gente, porque quiero entrenar con mis compañeros y el cuerpo técnico y empezar una nueva etapa». Esas fueron las primeras palabras del rosarino en su presentación en el PSG.
En ese testimonio queda claro que nunca se imaginó fuera del equipo catalán. Tal vez sí lo hizo el año pasado, cuando surgió el episodio del famoso burofax con el que amagó un adiós que finalmente no concretó. Pero el Barça no pudo/no quiso retenerlo y ya es pasado. Inesperado, pero pasado al fin.
Hoy Messi está en el PSG. Y dejó de ser el 10. A partir de ahora lucirá el 30 de sus primeros tiempos en Barcelona. El número es lo de menos, más allá del peso específico de la unión del 1 y el 0 en cualquier camiseta. La Pulga es el mejor independientemente de qué dorsal -como se dice en estos tiempos de palabras adoptadas por la globalidad- use.
Aclaración pertinente para evitar polémicas absurdas: Messi es el mejor de su tiempo. Como alguna vez lo fueron el Charro José Manuel Moreno en la Argentina y Alfredo Di Stéfano, Pelé, Diego Armando Maradona, Johan Cruyff o Zinedine Zidane en el mundo. No vale la pena discutir esa nimiedad.
El arribo del capitán de la Selección argentina al conjunto parisino marca un antes y un después en la historia del fútbol. Abandonó la comodidad de la Ciudad Condal para encarar un desafío inédito.
El PSG que dirige técnicamente el argentino Mauricio Pochettino -ex jugador del club- es el dominador absoluto de la Liga francesa –Ligue 1, según su denominación formal-, aunque contra todos los pronósticos el último título se lo haya llevado Lille. Los parisinos fueron campeones en las temporadas 2012/13, 2013/14, 2014/15, 2015/16, 2017/18, 2018/19 y 2019/20. Una supremacía abrumadora, sin dudas. Antes del arribo del empresario catarí sólo habían festejado en las campañas 1985/86 y 1993/94.
En los últimos tiempos ganó la Copa de Francia en 2014/15, 2015/16, 2016/17, 2017/18, 2019/20 y 2020/21, la Supercopa en 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019 y 2020 la Copa de la Liga en 2013/14, 2014/15, 2015/16, 2016/17, 2017/18 y 2019/20.
La deuda pendiente, en realidad la obsesión de Al-Khelaïfi, es la Liga de Campeones de Europa. Ha invertido fortunas en refuerzos estelares para perseguir el sueño de presidir al mejor equipo del Viejo Continente. Lo más cerca que estuvo fue en la temporada pasada, cuando cayó en la final a manos del Chelsea inglés.
Messi se suma para hacer realidad la aspiración del presidente. Es más: debe liderar a un equipo de estrellas a conseguir el título más deseado y esquivo. La Ligue 1 carece de importancia para el PSG. La gana casi a voluntad, más allá del último y sorpresivo traspié.
¿LOS NUEVOS GALÁCTICOS?
Messi es el 30 del PSG porque el 10 es nada más y nada menos que Neymar. El brasileño, antiguo camarada de La Pulga en Barcelona, ofreció cederle el mítico número a su amigo, pero el rosarino prefirió el de sus inicios en el profesionalismo.
El simple hecho de pensar que en el mismo equipo convivan Messi, Neymar y Mbappé despierta una expectativa gigantesca. El francés es el objeto de deseo del Real Madrid, pero todo apunta a que se quedará al menos una temporada más.
Ese trío de ataque invita a evocar a la maravillosa ofensiva que conformaban Messi, el uruguayo Luis Suárez y Neymar, una delantera con nombre propio, MSN, que tal vez sea la mejor de la historia. Al menos de la historia reciente.
El PSG también tiene a Mauro Icardi, pero el exgoleador del Inter parece correr de atrás ante sus famosísimos compañeros.
Además de sublimes atacantes cuenta con mediocampistas ofensivos de jerarquía como Ángel Di María, Leandro Paredes, el holandés Georginio Wijnaldum (acaba de llegar libre de Liverpool), el italiano Marco Verratti y en menor medida el alemán Julian Draxler.
Pronunciar esos nombres y apellidos remite inevitablemente a evocar la era de los galácticos del Real Madrid. El portugués Luís Figo, el francés Zidane, el brasileño Ronaldo y el inglés David Beckham fueron las joyas rutilantes de una época en la que los merengues cosecharon dos Ligas de España, otras tantas Supercopas de ese país, una Champions League, una Copa Intercontinental y una Supercopa de Europa en seis temporadas.
Es imposible sumar en el recuerdo al Barcelona de los mejores tiempos a las órdenes de Pep Guardiola con Messi, Xavi, Iniesta, Busquets (un lujoso volante defensivo), Dani Alves, Thierry Henry y Samuel Eto´o. La fuerza de ese formidable Barça estaba en una estructura colectiva reforzada por la calidad individual de sus integrantes.
Para afrontar esta temporada llegaron a París, además de Messi, un símbolo del Real Madrid como Sergio Ramos, el gran arquero italiano Gianluigi Donnarumma, Wijnaldum (todos con el pase en su poder) y un notable defensor como el marroquí Achraf Hakimi, adquirido al Inter por 60 millones de euros.
Por si fuera poco el plantel contaba con Keylor Navas en el arco, el brasileño Marquinhos, el español Juan Bernat y Presnel Kimpembe en la retaguardia. Un lujo.
Pensar en una posible alineación titular da una idea del arduo trabajo que tendrá Pochettino. Podría imaginarse que los once sean Navas o Donnarumma; Hakimi Ramos, Marquinhos, Bernat; Verratti, Paredes o Wijnaldum; Di María, Messi, Neymar; Mbappé. ¡Impresionante!
Claro, habrá que verlos en acción para comprobar si todo lo que brilla es oro.
Lo cierto es que hoy, con la contratación de Messi la Liga 1 eclipsó al certamen español. Barcelona perdió a su emblema y parte de su encanto. De hecho, para el debut del sábado a las 15 contra Real Sociedad los catalanes por ahora han vendido 12 mil de los 30 mil lugares disponibles en las tribunas. Pero a La Pulga eso ya no le importa. Hoy el protagoniza la nueva revolución francesa. O, lo que es lo mismo, la revolución messista.
Los argentinos del PSG
Antes de la llegada de Lionel Messi, el Paris Saint-Germain contó con 16 argentinos en sus filas. Pasaron notables goleadores como Carlos Bianchi, grandes defensores como Ramón Cacho Heredia, Mauricio Pochettino (el actual DT) y Gabriel Heinze, delanteros que hicieron historia como Gabriel Calderon o mediocampistas destacados como Javier Pastore. Hasta el Muñeco Marcelo Gallardo vistió la camiseta del PSG. Y un campeón del mundo como Osvaldo Ardiles pasó brevemente por la entidad luego de la Guerra de Malvinas.
Esta es la legión albiceleste en el club parisino:
Carlos Bianchi (1977-79), 80 partidos y 71 goles.
Ramón Heredia (1977-79), 24 partidos y 1 gol.
Osvaldo Ardiles (1982), 16 partidos y 1 gol.
Omar Da Fonseca (1985-86), 25 partidos y 2 goles.
Gabriel Calderón (1987-90), 113 partidos y 23 goles.
Mauricio Pochettino (2001-03), 81 partidos y 4 goles.
Gabriel Heinze (2001-04), 132 partidos y 8 goles.
Martín Cardetti (2002-03), 26 partidos y 8 goles.
Juan Pablo Sorín (2003-04), 26 partidos y 2 goles.
Marcelo Gallardo (2007-08), 28 partidos y 2 goles.
Javier Pastore (2011-18), 269 partidos y 45 goles.
Ezequiel Lavezzi (2012-16), 161 partidos y 35 goles.
Giovani Lo Celso (2016-19), 54 partidos y 6 goles.
Ángel Di María (desde 2015), 264 partidos y 87 goles.
Leandro Paredes (desde 2018), 91 partidos y 3 goles.
Mauro Icardi (desde 2019), 64 partidos y 34 goles.