Los destinos turísticos de la Argentina se preparan para la pospandemia. Diseñan protocolos, trazan estrategias y alistan ofertas para captar visitantes. Esquel no escapa a esta realidad. Esta ciudad chubutense desarrolló distintos circuitos para el avistamiento de aves, una actividad que se desarrolla en amplios espacios naturales y en grupos reducidos. Estas dos cuestiones constituyen elementos clave cuando se produzca la reapertura, pues van de la mano con todas las recomendaciones vigentes para enfrentar al coronavirus.
La Secretaría de Turismo provincial anticipó que la apuesta es impulsar este atractivo natural que surgió hace unos cinco años, cuando comenzaron a descubrirse especies que no son propias de esta zona de transición entre los ecosistemas de estepa y el bosque andino, como patos cabeza negra, picazo, capuchino, calandrias, tencas y jilgueros dorados, entre otras.
Los avistamientos de estas aves se realizan en zonas cercanas a Esquel, en un ambiente de ecotono desarrollado entre el verde intenso del húmedo bosque andino patagónico y la árida estepa que se extiende hasta el océano Atlántico.
Luis Carrizo, guía de turismo e integrante del club de Observadores de Aves de Esquel, se refirió a las principales características de esta actividad en constante desarrollo. «Cada vez llegan más especies y más ejemplares, lo que puede tener que ver con cambios en la biodiversidad de sus hábitats por el crecimiento de la urbanización».
Carrizo destacó que «los turistas pueden disfrutar de los avistamientos y también de las caminatas entre cerros y espejos de agua que armonizan la convivencia entre ambientes tan opuestos. Esto hace que la zona cuente con una singular biodiversidad que es muy valorada para quienes quieren practicar ecoturismo».










