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El argentino está harto

El sorpresivo triunfo de Javier Milei en gran parte de la Argentina luego de las PASO de este domingo demostró el hartazgo de la ciudadanía en varios frentes. Primero, el cansancio a las propuestas tradicionales de la política vernácula que se empecinó en las últimas décadas en mellar la capacidad de asombro de la ciudadanía con medidas que deterioraron su calidad de vida.

Inseguridad, inflación, pobreza, desocupación, piquetes son partes de un combo que la sociedad ya no tolera más en una Argentina que ya no da más.

La campaña que precedió a las primarias se tiñó de rojo sangre por el asesinato de Cecilia en el Chaco, perpetrado por los amigos del poder; por el brutal crimen de una criatura que iba a la escuela y cuya vida truncaron dos malnacidos que le pegaron sólo para robarle un celular; por el asesinato de un buen hombre que dedicó su vida a salvar gente, incluso la de los delincuentes que recibía en su guardia médica; y por tantos desconocidos que mueren a diario víctimas de la violencia enquistada y que al gobierno parece no importarle. ¿Qué otra cosa fue si no la liberación de delincuentes durante la pandemia? Fue, ni más ni menos eso: ellos en las calles y nosotros en casa detrás de las rejas.

La gente se hartó de no llegar a fin de mes, de que su sueldo se pulverice por devaluaciones a cuentagotas -salvo la que hoy dispuso del Banco Central y que nos hizo a todos un 22% más pobres en cuestión de minutos- y por la incertidumbre de una economía inflacionaria que sólo llena bolsillos de los políticos de turno. Solo en un país poco serio puede haber 22 fórmulas de precandidatos presidenciales que buscan asegurarse ser parte del botín a través del robo legalizado de -por ejemplo- la impresión de boletas.

La mayor parte de la ciudadanía votó a un outsider de la política como Milei, dejó en evidencia un raquítico segundo puesto para Juntos por el Cambio y confinó al tercer lugar al oficialismo. Aunque la diferencia es exigua entre las tres partes, o los “tercios” como definió la vicepresidenta.

REACCIONES

¿Por qué Milei? Porque ya no creen en los políticos “tradicionales”, esos que nos trajeron hasta acá. Entonces la consigna podría haber sido el “voy por el bueno por conocer” antes que el “malo conocido”.

Los mercados reaccionaron mal ante el triunfo del libertario. ¿Pero acaso no le gusta tampoco un candidato promercado? Varios economistas coincidieron en que Milei genera desconfianza e incertidumbre por no tener un plan de gobierno. Detonar el Banco Central, eliminar ministerios y realizar un plan de ajuste más duro que el que pide el FMI no son medidas suficientes como para generar certidumbre.

Pero el votante no sólo apoyó a Milei y, en cierta medida a Patricia Bullrich, sino que también castigó a Horacio Rodríguez Larreta y al ministro-candidato Sergio Massa.

No le perdonó al jefe de Gobierno porteño la rosca que le imprimió a su campaña y que lo llevó a enfrentarse con el creador del PRO, Mauricio Macri. Ni le aguantó el querer sumar voces disidentes en detrimento de propios candidatos de su partido. La bronca de Luis Juez y el pedido de acoplar a Juan Schiaretti fueron casos testigos.

Así como tampoco le tuvo contemplaciones a Massa que, en un año como titular del Palacio de Hacienda, arrasó con todos los indicadores macro. Un poco es entendible la debacle del ahora candidato oficial de UxP: tuvo que hacer campaña prometiendo que como presidente va a resolver el problema de la inflación que agravó como ministro de Economía. Otra perla más de un país no muy serio. Para colmo de males, su esposa Malena, perdió en Tigre.

De acá al 22 de octubre hay un abanico nuevo que se abre y es difícil prever qué puede ocurrir. Eso sí, seguirá la campaña del miedo del oficialismo que ya cuenta de antemano “los muertos que va a haber” si gana la oposición (Aníbal dixit). Por esto y por muchos factores más no son creíbles y la sociedad los abofeteó en las urnas.