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¿Una mosca blanca en el sindicalismo?

“La política descree del mérito y prefiere darle plata a la gente y empobrecerla, en lugar de darle trabajo y educación para crecer. La política está regida y condicionada por la pobreza porque el que maneja a los pobres gana las elecciones, pero le quita libertad a cambio de prebendas. Los esclaviza”.

La frase no es de un filósofo, ni de un premio nobel ni de algún destacado periodista de nuestro medio. Le pertenece al secretario general del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFyB), Marcelo Peretta. Sí, la dijo un sindicalista argentino.

Al participar de la presentación del libro “Evolución Sindical”, del periodista Pablo Maradei, realizada hoy en el Salón Dorado de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, Peretta, protagonista del libro junto a otros referentes sindicales, sostuvo que “quitarle a los ricos para darle a los pobres no es peronismo, mucho menos sindicalismo. No se enriquece a los pobres empobreciendo a los ricos. El trabajador quiere más trabajo y menos subsidio; quiere dignidad no limosna”.

Diferenciándose del sindicalismo tradicional, Peretta planteó que “el problema son los sindicatos corporativos. La CGT, conducida por sindicatos gordos, olvidó los principios peronistas y se dedica a mantener un modelo en el que los trabajadores hacen que trabajan y los empleadores hacen que pagan”.

Los sindicatos gordos obstaculizan el desarrollo de nuevas tareas como el teletrabajo y el reparto, sostuvo el gremialista.

Y continuó: “El gremialismo se aburguesó y en lugar de mantener la libertad, los dirigentes actuales frenan la evolución, restringen la libertad, olvidan la democracia. La cúpula sindical es conservadora y busca mantener el status quo, sus privilegios”.

Como una verdadera mosca blanca, el gremialista farmacéutico denunció que “los gordos obstaculizan el desarrollo de nuevas tareas como el teletrabajo y el reparto, que por definición son nuevas actividades que necesitan sindicatos específicos, y las convierten en meras nuevas modalidades laborales para engordar, aún más, las obesas arcas de sindicatos creados hace más de 80 años, cuando estas nuevas actividades ni siquiera estaban pensadas”.

«SER PERONISTA ES BAJAR LA POBREZA, NO COMENTARLA; ES REDUCIR PLANES Y AUMENTAR LA PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO Y NO PROMOVER UN SUBSIDIO PARA CADA PROBLEMA».

Peretta finalizó su exposición asegurando que “el desafío de los nuevos empresarios y sindicalistas es crear y mantener empleos genuinos. Si el peronismo creó los derechos laborales en la Argentina, es quien hoy debe actualizarlos. Dirigentes ambiciosos se suben al peronismo para conseguir un cargo pero luego no hacen nada para modificar la realidad. Ser peronista es bajar la pobreza, no comentarla; es reducir los planes y aumentar la producción y el empleo formal, principalmente en el sector privado, no es promover un subsidio para cada problema. El sindicalismo tradicional avaló esta forma de accionar durante años y eso no se puede permitir más. Les aseguro que en el sindicalismo hay muchos peronistas, pero poco peronismo”.