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Los cuatro jinetes del Apocalipsis

Por Victorio Pirillo *

“La estrategia es debilitar y corromper por dentro a la Argentina, destruir sus industrias, sus fuerzas armadas, fomentar divisiones internas apoyando a bandos de derecha e izquierda, atacar su cultura en todos los medios, imponer dirigentes políticos que respondan a nuestro imperio». Esta es una frase que algunos, sin prueba alguna, atribuyen al primer ministro inglés Winston Churchill pero que los acontecimientos históricos posteriores le dan un viso cuasi absoluto de realidad.

Fue veraz el malestar del primer ministro británico, un hombre en algunas ocasiones temperamental e irascible quien exteriorizó el 2 de agosto de 1944 ante la Cámara de los Comunes -la Cámara baja del Parlamento británico- lo siguiente: “Sentimos profunda pena y gran angustia como “amigos” de Argentina que, en estos tiempos de prueba para las naciones, ella no haya considerado oportuno tomar su lugar sin reserva o calificación del lado de la libertad, y ha elegido aliarse con el mal, y no solo con el mal, sino con el lado perdedor».

Con esto estaba claro que a la inversa de cualquier cristiano, los aliados -dueños del mundo para finales de ese año- no iban a poner la otra mejilla sino, por el contrario, responderían con crudeza el golpe con una bofetada aleccionadora y humillante para el país de la pampa rica.

Golpes de Estado cuasi constantes y sanguinarios, desestabilización industrial, pérdida de mercados, ausencia de tecnología, destrucción de la moneda, cataclismo de su Ejército, desinversión en la educación y en la salud, la indefensión de sus fronteras, descontrol inmigratorio, narcotráfico, e inseguridad son algunas de las pestes que, como en el Egipto de Moisés, se diseminaron año tras año en la Argentina.

Los inductores de falsos informes y falsificadores de opiniones rentadas trabajan sin descanso para garantizar mezquinos intereses personalistas de instalar a cualquier costo los nuevos sofistas. Se muestran como cuasi únicos “salvadores” del propio desastre que produjeron estos y otros candidatos. La elite corporativista mundial, con la complicidad de políticos lobbistas argentinos que hacen valer lo suyo por sobre lo de los demás, construyen con ahínco este triste escenario de renunciar a elegir -derecho primordial de una verdadera democracia- para solo tener que optar no ya entre partidos políticos con plataformas electorales como antaño peronista-radical-socialista-liberal, sino ante frentes en los que rotan los actores de reparto de siempre sin ninguna propuesta clara de todas las fuerzas políticas.

La sociedad percibe que los actuales políticos actúan solo como demagogos asalariados; el voto que no vota (es decir, el ausentismo electoral mayoritario que repudia con su indiferencia a todos por igual) los rechaza por considerarlos garantes de su desgracia.

De equivalente manera los cuatro jinetes del apocalipsis que representan la peste , la guerra , el hambre y la muerte marchan sin piedad alguna entrando por el único embudo cuya salida tiene recetas de ajustes recesivas que sumirán al Estado en un campo de batalla de sus pininas disputas. La gran cantidad de no votantes sabe que la receta ya está impresa; asimismo, éstos y los resignados no pecan de ignorantes al ver también que la partitura ya está escrita: solo falta saber qué burócrata dirigirá la batuta con la que se arrasarán libertades públicas generando con su accionar injusticias económicas y sociales que seguirán garantizando la infelicidad y frustración de este castigado pueblo.

Mientras el país siga atado a las personas o a la oligarquía de la actual partidocracia y no a las propuestas, el individuo deberá seguir navegando en el fantástico mundo de lo teórico que en nada resolverá sus penurias y sus angustias.

* Secretario General del Sindicato de Trabajadores Municipales de Vicente López. Autor de los libros «Espartaco» y «Simón Bolívar en el infierno de Dante».