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Ganadores y perdedores con la economía en Modo Electoral

Argentina, Buenos Aires: Construccion del nuevo edificio del Hospital Pedro Elizalde ex Casa Cuna. Trabajadores preparan la loza del nuevo edificio.

Puesta la economía a capear la tormenta de la crisis macro y el azote de la pandemia, este año además deberá subir la cuesta de las elecciones legislativas, un hecho político que siempre condiciona cualquier tipo de plan o estratégica económica. Todo queda entonces supeditado a octubre.

El último informe de la consultora Ecolatina le pasa el peine fino a la actividad económica y detecta ganadores y perdedores en este singular escenario de comicios de medio término.

Según el paper, la pandemia y la cuarentena dejaron como saldo un PBI que cayó cerca del 10% en 2020, acumulando su tercer año de baja. “Sin embargo, su efecto no fue homogéneo sectorial ni temporalmente: la crisis afectó de manera heterogénea a los distintos rubros, observándose distintas velocidades de recuperación en los últimos meses”.

Hacia finales del año pasado la actividad registró ciertas señales de mejoría ante la recuperación del consumo interno. Pero, afirman en Ecolatina, “la economía argentina entró a 2021 con dos grandes interrogantes: el frente cambiario y el frente sanitario. En un año electoral, el gobierno apostará a atrasar al dólar oficial para moderar la inflación apostando a una abundante liquidación de agro-dólares y al control de cambios e importaciones. Por otro lado, el Ejecutivo apuntalaría el gasto de las familias a través de financiamiento barato, como por ejemplo el plan Ahora 12. Veamos entonces qué le espera a cada sector en este año electoral, tan heterogéneo como complejo”.

RECUPERACIÓN

“Los bienes durables son los principales favorecidos por el escenario económico descripto. En efecto, tras sufrir un fuerte golpe en el momento más complejo del ASPO, las ventas de electrodomésticos, autos, motos, muebles e insumos vinculados al mantenimiento y reparación de la vivienda han venido mejorando sensiblemente, traccionando distintas ramas industriales”, asegura el paper.

Si bien este “veranito” del consumo sería de corto aliento, de no mediar una corrección cambiaria abrupta -algo que no prevemos en el corto plazo-  la reactivación de estos sectores se extendería. 

 “Ahora bien, dado que una parte de este crecimiento obedeció al adelanto de compras al exterior en vistas de una devaluación, es probable que la demanda modere su ritmo. En igual sentido, las restricciones de oferta registradas en algunas cadenas de comercialización, además de la incertidumbre cambiaria, presionaron a la inflación en los últimos meses”, argumentan los expertos.

GANADORES

Construcción: se perfila como otro de los motores de la recuperación. Si bien la demanda de insumos del sector concluyó 2020 con una caída de casi 20%, durante los últimos meses ha mostrado una clara recuperación en “V” que le permitió superar con creces los niveles pre-pandemia. A la vez, se sumará el impulso de políticas públicas como el Pro.Cre.Ar., y la obra pública jugará a favor: esperamos que los gastos en capital crezcan en torno al 50% en términos reales en 2021. F

Industria Automotriz: estará entre los sectores favorecidos. Por un lado, porque crecerá la participación de la producción local en los patentamientos frente a la recuperación de la demanda doméstica en un contexto de restricciones a las compras externas y de dólares oficiales. En sentido contrario, es probable que se reduzca la oferta importada de unidades de alta gama por un endurecimiento en la política comercial.

Agroindustria: se enfrentará a dos efectos contrapuestos en 2021. En 2020, los principales cuatro cultivos (trigo, girasol, soja y maíz) sufrieron una merma de 3,7% en la producción, en tanto que la campaña en curso augura una nueva caída en la cosecha (-8%) debido a los efectos de la prolongación de la escasez de precipitaciones sobre las intenciones de siembra y los rendimientos. Sin embargo, las lluvias registradas en enero y febrero parecen ponerles un piso a los rendimientos, evitando una sequía de la gravedad de la de 2018. Además, desde hace meses los precios internacionales de las commodities agrícolas repuntaron considerablemente. De hecho, estimamos que la valorización de la cosecha de los principales cultivos subirá casi 15% este año, permitiendo incrementar el valor y la rentabilidad de los productores menos afectados por la seca.

Energía: la producción de petróleo (-5,3%) y gas (-8,6%) se vio seriamente afectada en 2020 producto del desplome del precio internacional, las restricciones a la circulación y la menor actividad. Misma suerte corrieron las ventas de naftas (-27%) y gasoil (-11%). No obstante, el panorama actual luce más favorable. Por empezar, la cotización mundial del crudo siguió mejorando empujada por la reactivación de la economía global.

Otras: dentro de la industria la heterogeneidad seguirá siendo la norma. Esperamos que actividades fabriles asociadas al cuidado personal y la limpieza, laboratorios, petro y agroquímicos y madera consoliden la expansión de los últimos meses de 2020. Asimismo, la evolución favorable en la producción de durables, la construcción y el agro traccionarán la actividad de diversos encadenamientos fabriles, destacándose la siderurgia, metalmecánica, plásticos y minerales no metálicos.

PERDEDORES

Los sectores más castigados en la era COVID-19, turismo, gastronomía, entretenimiento, cultura y servicios personales seguirán operando por debajo de la pre-pandemia, incluso cuando la vacuna llegué masivamente a la población y las restricciones se relajen sensiblemente. En este sentido, es probable que la recuperación total en estos servicios no se observe hasta, por lo menos, 2022.

En contraste con lo esperado para el consumo durable más arriba, las perspectivas para el consumo masivo son desfavorables. Dejando bien atrás el boom de los primeros meses del aislamiento generado por la incertidumbre y los temores de un potencial desabastecimiento, las ventas en estos canales han pasado a terreno negativo en términos interanuales o, en el mejor de los casos, se estancaron.

Finalmente, otros bienes de consumo semi-durables, como indumentaria, textil y calzado, tampoco lograrán despegar significativamente. En 2021, la suerte de estos segmentos seguirá condicionada por las posibilidades de recuperación del ingreso real, la normalización de los protocolos de venta al público y la menor cantidad de reuniones sociales en relación con la pre-pandemia: la gente no renueva el guardarropa para estar de entrecasa.