Inicio Política/Economía Ser mujer en Irán: los miedos y las voces desde el exilio

Ser mujer en Irán: los miedos y las voces desde el exilio

Por Luciano Mondino *

Diálogo con Nilufar Saberi, una activista por los Derechos Humanos nacida en Teherán con la cual conversé sobre la realidad de Irán, las protestas y el futuro de la teocracia.

Las protestas en Irán estallaron luego de que el mundo conociera el caso de Mahsa Amini, una joven del Kurdistán iraní de 22 años que murió en manos de la Policía de la Moral, un cuerpo de seguridad de la teocracia islámica, por no llevar bien colocado su velo. A pesar de la represión del gobierno y la censura en redes sociales, las revueltas pasaron a ser una nueva revolución bajo el grito desesperado de los iraníes en su lucha por la democracia, la igualdad y los Derechos Humanos.

El caso de Mahsa dejó al descubierto lo que padecen los iraníes que se encuentran en Irán, como también quienes están en el exilio, desde 1979: vivir bajo el yugo de una teocracia donde el poder político se encuentra fuertemente subordinado al poder religioso encabezado por los clérigos chiitas que son la facción minoritaria del islam.

Hasta este momento, distintas fuentes llegan a contabilizar 76 muertos y más de mil personas detenidas en medio de las amenazas del gobierno en seguir aumentando la represión para evitar la caída del régimen.

En solidaridad con la causa iraní, distintas ciudades del mundo están siendo testigos de convocatorias ciudadanas frente a las embajadas de la República Islámica de Irán para expresar el rechazo a la violencia contra las mujeres y la violación sistémica de los Derechos Humanos. Este 28 de septiembre, en Madrid, conocí a Nilufar Saberi, una de las valientes mujeres iraníes que escaparon de la llegada de los islamistas en 1979 y que se trasladó a España donde actualmente reside. Nilufar no es una activista política, sino una defensora independiente de la libertad de la mujer y los hombres en Irán, sus compatriotas, que hoy continúan en las calles buscando la democracia que anhelan desde hace cuatro décadas.

MÁS DE CUATRO DÉCADAS DE LUCHA

Me pareció una muy buena oportunidad para que ella pudiera expresar, con la emoción y valentía reflejada en sus ojos, qué significa lo que hoy está pasando en el país persa.

– Para quienes no conozcan lo que sucede, ¿qué es lo que está pasando hoy en la República Islámica de Irán?

– Los iraníes llevamos toda la vida, pero espacialmente desde 1979, luchando por lograr un gobierno democrático que proteja los Derechos Humanos. Desde hace cuatro décadas ya, llevamos viviendo bajo el yugo de un régimen teocrático que es cuando el poder político se subordina al poder religioso. Estamos en una lucha por una democracia en la cual podamos tener lo que otros países tienen: libertad de expresión, pluralidad política, igualdad y otros valores democráticos.

Nilufar nació en Teherán, la capital iraní, en 1966. Sus recuerdos de Irán se reparten entre los últimos años de la monarquía del Sha, el anterior gobernante iraní desplazado por la revolución de 1979, y los años del Ayatollah Jomeini. Aunque vive en España desde hace muchos años. La conexión con sus compatriotas le permite seguir la situación de su país natal como si estuviera allí.

NILUFAR SABERI.

“Tengo un muy claro recuerdo de la revolución islámica de 1979 y el inicio de la República Islámica de Irán y los Ayatollah. Estoy convencida de que la inmensa mayoría no quería que una teocracia tan bestial y despiada llegara al poder”, cuenta.

– Si la inmensa mayoría no quería esa teocracia, ¿por qué entonces triunfó la revolución en esos años?

– Por esos años de Guerra Fría, entre 1947 y 1989, una serie de movilizaciones de clérigos y universitarios en Irán terminaron por derrocar a la Dinastía Pahlaví que reinaba desde 1925 con el apoyo de Estados Unidos y el Reino Unido. La revolución llegó al poder porque no había una infraestructura política que pudiera dar respuesta a esas demandas políticas y sociales que muchos reclamaban. En la Dinastía Pahlaví el pluralismo político no estuvo permitido y eso hizo que los únicos que tuvieran las herramientas para hacerse con el poder fueran los religiosos encabezados por Jomeini.

El contexto de la Guerra Fría es muy importante para entender qué sucedía en Irán en esos años. La contienda, caracterizada por un enfrentamiento ideológico entre la Unión Soviética y Estados Unidos, implicó que distintos gobiernos estadounidenses apoyaran y se opusieran a otros conforme a su estrategia de evitar que el comunismo se expandiera.

Nilufar relata ese contexto político tan particular. “Las potencias extranjeras también apoyaron a la revolución islámica de 1979 y eso hay que decirlo también. De esa forma, se garantizaban tener una zona controlada para sofocar cualquier intento de brote comunista considerando también que Irán se encuentra muy cerca de lo que en ese momento era la Unión Soviética. El interés nacional e internacional de ese entonces fue apoyar a los islamistas más allá de la buena relación que tenían con la monarquía”, asegura.

RÉGIMEN SANGRIENTO

La teocracia impuesta en 1979 implicó la redacción de una nueva constitución nacional y de un poder político y religioso encabezado en la figura de los Líderes Supremos que eran los cargos más importantes en la nación. A partir de entonces, los iraníes padecieron aquello que Nilufar definió como verdaderamente terrible.

Las ejecuciones, las sentencias a la horca y las mujeres lapidadas se volvieron el destino de toda aquella persona que quisiera alzar su voz contra las autoridades nacionales. Desde entonces, el régimen iraní ha cometido actos terribles dentro de sus fronteras, pero también hacia afuera patrocinando al terrorismo.

– ¿Qué significa vivir desde 1979 en Irán bajo una teocracia? Ese no es un concepto con el que en Occidente estemos muy familiarizados como forma de gobierno.

– Yo puedo dar mi testimonio como exiliada y aseguro que no es afortunado para nadie tener que dejar el país donde has nacido, dejar a tu familia y las cosas que amas. En esos años tuvimos que escapar de Irán con lo puesto, de un día para el otro, sin la ayuda de nadie. Si bien es cierto que no he sufrido las consecuencias directas de vivir en una teocracia estando en Irán porque ya me encontraba en España, puedo asegurarte de que el exilio forzoso también es consecuencia de todo ello y es terrorífico. Desde el primer día y hasta hoy, estoy conectada con mis compatriotas que residen en Irán y hoy están luchando en las calles por la democracia. Solo puedo decirte que es terrorífico. Lo que están viendo ahora en los medios de comunicación es lo que la sociedad iraní soporta desde 1979.

VIVIR CON PÁNICO

Nilufar toma unos segundos de silencio para volver a la pregunta inicial. Puede que por su mente haya pasado algún recuerdo que no quisiera explicitar y yo tampoco me animaba a indagar, pero el testimonio del exilio como consecuencia del asalto del poder por parte de los islamistas quedaba retratado en sus respuestas.

“Vuelvo a decirte que es terrorífico. Pero con estas protestas, que como te dije ya pasaron a ser una verdadera revolución, estamos más cerca de lograr una democracia por la que venimos luchando desde hace muchos años. Lo vamos a conseguir”, se esperanza.

Antes de avanzar, vuelve al tema del exilio. Es, sin dudar, uno de los procesos más traumáticos para una persona porque la expone a una vulnerabilidad a la cual no estamos preparados.

“Los exiliados me van a entender. Esa experiencia de salir sin dinero, sin amigos, sin familia, sin una lengua en común y sin ningún apoyo es terrible. Recuerdo que, al llegar a España, no había una infraestructura para acogernos porque en ese entonces el tema de los refugiados no tenía el tratamiento que tiene hoy. Recuerdo que al principio llegamos con algunos cubanos que también escaparon de una dictadura”, evoca.

Irán, entre sus más de 80 millones de habitantes, esconde un verdadero mosaico étnico, religioso y cultural que arroja, según datos consultados, que la mayoría de los ciudadanos no son persas como se podría creer. También hay azeríes y kurdos como Mahsa Amini, la joven asesinada en las últimas horas y que encendió la llama libertaria alrededor del mundo. Sin embargo, existen muchos activistas por los derechos humanos como Nilufar que continúan batallando por la democracia, pero desde el exterior.

Recordando el caso de Masih Alinejad, una activista iraní que vive escondida en Estados Unidos por intentos de asesinato y atentados en su contra, quise preguntarle sobre el peligro que los iraníes en el exilio siguen corriendo a pesar de encontrarse muy lejos de casa.

Sí, los iraníes exiliados también corren peligro y esto es algo que debemos denunciar y condenar.

– ¿Una persona que se encuentra en el exilio y decide continuar su lucha por la democracia, puede ser agredido por los islamistas que gobiernan Irán?

– Claro que sí y eso es justamente lo que ha ocurrido desde 1979. Al principio, los asesinatos en el extranjero eran muy comunes. Lo mismo ocurría con los atentados contra estas personas. Hoy, es verdad que los asesinatos han disminuido, pero sí debo decir que se mantuvo la misma persecución y esto es algo que tenemos que denunciar y alertar.

Masih Alinejad es una de las activistas con mayor liderazgo en la lucha por la democracia iraní. En 2014 inició una campaña conocida como My Stealthy Freedom que iba dirigida a pedir por el final de la obligatoriedad del velo en el país persa. Una campaña que, de haber sido escuchada, hubiera evitado muertes y traumas en cientos de mujeres iraníes.

El costo que Masih ha tenido que pagar ha sido altísimo: desde atentados, persecuciones y hostigamientos hasta un intento de asesinato que tuvo lugar en julio de este año cuando un hombre fue arrestado cerca de su casa con un rifle AK-47. Solo un año atrás, había sido informada de una confabulación por parte de los servicios de inteligencia iraníes para secuestrarla.

UNA REVOLUCIÓN EN MARCHA

Ya para terminar con la historia de Nilufar, me quedó solamente por indagar sobre el futuro y cuál es la mejor forma en la cual nosotros podemos ayudar al pueblo iraní.

“Estamos frente a una verdadera revolución. Ya dejaron de ser protestas localizadas para pasar a ser una verdadera revolución en defensa de la libertad. Pero esta revolución debe ser apoyada y acompañada por la comunidad internacional pidiendo que los gobiernos occidentales dejen de legitimar a un régimen teocrático. Si este apoyo no llega, las cámaras de televisión y la cobertura mediática se terminará y los ciudadanos iraníes serán doblemente condenados: los detenidos serán ejecutados y todo el resto de los iraníes serán condenados a continuar viviendo bajo el yugo de la teocracia más terrible de la región”, insiste.

La legitimación de los gobiernos occidentales a la teocracia iraní se disputa por estos días un episodio decisivo en Viena, Austria: liderados por la inconcebible concesión por parte de algunos gobiernos de la Unión Europea y una gran parte del Partido Demócrata de los Estados Unidos, existe una intención de que sean levantadas las sanciones económicas sobre Irán en reprimenda por su programa nuclear con finalidad bélica.

Este nuevo acuerdo nuclear, abandonado por Estados Unidos en 2018 tras constatar que Irán nunca había dejado de enriquecer uranio a niveles del armado de las armas nucleares, le permitiría al gobierno iraní acceder a enorme cantidad de recursos económicos provenientes de la venta de su petróleo. Una concesión que sería equivalente al financiamiento de las autoridades iraníes para que sigan reprimiendo, persiguiendo y ejecutando.

“Es como si en pleno siglo XXI algún gobierno quisiera legitimar a un régimen que se inspire en el totalitarismo del siglo XX que significó la muerte de millones de seres humanos. Nosotros podemos luchar por la democracia, pero los gobiernos no pueden seguir apoyando al régimen iraní”, sostiene Nilufar.

Esta entrevista que surgió en la concentración frente a la embajada de Irán en Madrid se dio de manera instantánea. Pero no hay nada mejor que una mujer iraní para explicar lo que pasa en Irán y animar a quienes lean esto a apoyar en redes sociales la causa iraní que seguirá luchando para terminar con el terror al que son sometidos desde hace décadas.

* Máster en Relaciones Internacionales. Experto en terrorismo y crimen organizado.