Inicio Política/Economía ¿La vacuna será un gran negocio para las compañías farmacéuticas?

¿La vacuna será un gran negocio para las compañías farmacéuticas?

El coronavirus obligó a las compañías farmacéuticas a correr contrarreloj para desarrollar las vacunas que prometen aliviar los azotes de la pandemia que sacudió al mundo en 2020. Se sabe que en algunos países ya comenzaron a aplicarse los esperados inmunizadores. Hoy, en mayor o menor medida, los nombres de los laboratorios se transformaron en una información que está al alcance de la mano y todos los conocen. Lo que nadie sabe, hasta el momento, es cuán redituable será la producción y comercialización de las vacunas para cada empresa.

Analistas de inversiones consultados por la BBC pronostican que la empresa estadounidense de biotecnología Moderna y la alemana BioNTech -con su socio norteamericano Pfizer- probablemente embolsarán miles de millones de dólares el próximo año.

Sin embargo, los especialistas no tienen claro si la operación será tan provechosa, pues, debido a la forma en la que se han financiado las vacunas y por la cantidad de empresas lanzadas a la competencia para tener el agente inmunizador,  hará que la oportunidad de conseguir grandes beneficios sea de corta duración.

LA FINANCIACIÓN

El primer dato a considerar para proyectar hipotéticas ganancias está relacionado con el modo en que se financiaron los distintos desarrollos.

En función de la urgencia por disponer de la vacuna, los gobiernos y los donantes han invertido miles de millones de dólares en proyectos para crearlas y probarlas.

Organizaciones filantrópicas como la Fundación Gates respaldaron la búsqueda, así como personas como el fundador de Alibaba, Jack Ma, y la estrella de la música country Dolly Parton.

De acuerdo con los datos de la empresa de análisis de datos científicos Airfinity que fueron recogidos por BBC, los gobiernos han proporcionado 8.600 millones de dólares y las organizaciones sin fines de lucro han otorgado casi 1.900 millones. Además, deben computarse otros 3.400 millones que provienen de la propia inversión de las empresas, y muchas de ellas dependen en gran medida de la financiación externa.

Históricamente, más allá de cómo se obtengan los fondos para la investigación y el desarrollo de las distintas vacunas, la creación de agentes inmunizadores en casos de emergencia sanitaria como el Covid-19 nunca fue rentable.

El proceso de descubrimiento lleva tiempo y está lejos de ser seguro. Esto quiere decir que los laboratorios -y sus inversores- trabajan con el riesgo de que sus esfuerzos y su dinero se transformen en enormes pérdidas.

Además, también debe ponerse sobre la mesa la cuestión de que las dosis que deberán aplicarse son una o dos, dependiendo de qué vacuna se trate. Esto significa que no habrá tantas posibilidades para obtener ganancias sostenidas en el tiempo.

Esta situación podría modificarse si, como sucede con la vacuna de la gripe, el coronavirus llegara a requerir refuerzos anuales. Entonces sí se podría convertir en un negocio más rentable y prolongado.

Más allá de que en todo el mundo se hacen pedidos a los laboratorios, está claro que las naciones más pobres necesitan grandes suministros pero no pueden permitirse pagar precios altos. Esto fuerza a los laboratorios a negociar acuerdos con los países que están limitados por la capacidad de pago de los distintos gobiernos.

EL PRECIO, UNA CUESTIÓN DE ESTRATEGIA

Algunas empresas no quieren que se vea que se están beneficiando de la crisis mundial, especialmente después de recibir tanta financiación externa.

La farmacéutica estadounidense Johnson & Johnson y la británica AstraZeneca, que trabaja con una empresa de biotecnología con sede en la Universidad de Oxford, se han comprometido a vender la vacuna a un precio que sólo cubre sus costos.

Actualmente, AstraZeneca parece ser la más barata, a 4 dólares por dosis. Este valor, sin embargo, responde a la promesa de la empresa de mantenerse sin cambios durante la extensión de la pandemia. Si el curso de la enfermedad cambia, el precio se elevaría.

Moderna, una pequeña empresa de biotecnología que ha estado trabajando en una revolucionaria técnica utilizando ARN (ácido ribonucleico) está fijando un precio mucho más alto, de hasta 37 dólares por dosis.

Esta firma admite que apunta a obtener beneficios para sus accionistas, pero también esos 37 dólares contemplan los costos de transporte de las vacunas a temperaturas muy bajas, una operación altamente dificultosa.

«En este momento, los gobiernos del mundo rico pagarán precios altos, porque están ansiosos por tener en sus manos cualquier cosa que pueda ayudar a poner fin a la pandemia», declaró a la BBC Emily Field, directora de investigación farmacéutica europea en Barclays.

La idea es que en cuanto haya más vacunas en el mercado, la competencia puede hacer bajar los precios.

Rasmus Bech Hansen, director ejecutivo de Airfinity, advierte, por su parte, que todos los laboratorios pretenden obtener ganancias. “Hay que tener en cuenta que estas empresas asumieron un riesgo significativo, se movieron muy rápido y las inversiones en investigación y desarrollo han sido significativas», indica.

Los gobiernos y las organizaciones multilaterales ya se han comprometido a comprar miles de millones de dosis a precios fijos.

Así que durante los próximos meses, las empresas estarán ocupadas cumpliendo esos pedidos lo más rápido posible.

Quienes están vendiendo a los países ricos comenzarán a ver una remuneración de su inversión, mientras que AstraZeneca, a pesar de tener acuerdos para suministrar la mayor cantidad de dosis, solo cubrirá sus costos.

Una vez que se hayan cumplido esos primeros contratos, será más difícil predecir cómo será el panorama de las nuevas vacunas.

Depende de muchas cosas: cuánto tiempo dura la inmunidad en los vacunados, cuántas vacunas exitosas entran en funcionamiento y si la producción y distribución se desarrollan sin problemas.

Emily Field de Barclays cree que la ventana para obtener beneficios será «muy temporal», ya que «en dos años, podría haber 20 vacunas en el mercado y va a ser difícil cobrar un precio muy alto».

UNA APUESTA AL FUTURO

Una implementación exitosa de la vacuna ayudaría a abrir las puertas para vender terapias para el Covid-19 u otros productos.  «Ese es uno de los aspectos positivos que podrían surgir de la pandemia», sostiene Rasmus Bech Hansen, de Airfinity.

En el futuro se espera que los gobiernos inviertan en estrategias pandémicas como lo hacen ahora en defensa, viéndolo como un gasto necesario en cosas que esperan no tener que usar.

Lo más prometedor de todo, y una de las razones por las que el valor de mercado de BioNTech y Moderna se ha disparado, es que sus vacunas proporcionan una prueba de concepto para su tecnología de ARN.

Antes de la pandemia, BioNTech estaba trabajando en una vacuna para el cáncer de piel. Moderna está buscando una vacuna basada en ARN para el cáncer de ovario. Si cualquiera de los dos tiene éxito, las recompensas podrían ser enormes.