La urgencia electoral, que es como cada elección se traduce en términos políticos, es decir la necesidad de ganar a toda costa, cueste lo que cueste, lleva a que habitualmente los gobiernos de turno abandonen cualquier tipo de responsabilidad en el plano fiscal. La prolijidad en las cuentas públicas queda postergada para otro momento.
El fenómeno es cíclico, ocurre cada dos años. No importa qué tipo de cargo se ponga en juego. Siempre la ambición por continuar aferrados al poder o, visto con una mirada benévola, el sano deseo de darle continuidad al proyecto, termina por estropear lo poco y bueno que pudo haberse hecho en el terreno económico. Ya se sabe, la disciplina fiscal no gana votos.
Una evidencia de que el Gobierno ha comenzado a salirse del sendero lo muestra el último informe de la consultora Invecq, el cual destaca en el inicio que “hoy, con los números del primer semestre, confirmamos aquello de que ‘una golondrina no hace verano’ al identificar que las finanzas públicas han comenzado desde junio un nuevo ciclo de desajuste en relación al 2019”.
El documento detalla:
+ Una estabilidad de los ingresos públicos: los ingresos totales fueron apenas 18.933 millones de pesos menores que los del mismo semestre del 2019, lo que representa una variación casi nula.
+ Una reducción de los gastos totales: las erogaciones totales del estado nacional fueron 3% menores, generando un recorte de 120.000 millones de pesos en relación al mismo período de 2019.
+ Una expansión moderada de los gastos primarios: excluyendo los intereses de la deuda, el resto del gasto público tuvo un crecimiento del 7%, equivalente a poco más de 250.000 millones de pesos.
+ Un desequilibrio fiscal primario: las cuentas públicas pasaron en dos años de un superávit primario de casi 65.000 millones de pesos a un déficit de casi 210.000 millones de pesos.
+ Un ahorro fiscal total: el déficit total se redujo en un 17%, generando un ahorro total de aproximadamente 100.000 millones de pesos.

La consultora dirigida por el economista Esteban Domecq, sin embargo, advierte: “Si el análisis se concentra exclusivamente en la dinámica del último mes del semestre se identifica un cambio de tendencia en las variables relevantes: los ingresos totales cayeron 4% real, el gasto total creció 3%, el gasto primario creció 13% y crecieron tanto el déficit primario como el déficit total. Es decir que junio representa un quiebre de tendencia que, con seguridad, se profundizará en los meses siguientes”.
Los expertos destacan que las mayores novedades vendrán por el lado de los gastos. “Una partida que ya venía desajustada y que en junio muestra un crecimiento de casi 100% real versus 2019 es el de los subsidios económicos. El congelamiento de tarifas llegó para quedarse (al menos hasta que se diseñe un programa con el FMI) y eso implicará un crecimiento constante de esta partida”.
Y agrega: “Otra partida que se muestra bastante dinámica es la de las transferencias a las provincias, las cuales es impensado que puedan ajustarse en meses pre-electorales cuando la Casa Rosada quiere comprarse a los gobernadores. Para garantizar la paz social, se continuarán incrementando las partidas de contención vía múltiples programas como el Progresar, Argentina Trabaja, etc. Y, por último, la partida que mayor ahorro le había generado al gobierno empezará a rebotar algo: los intereses de la deuda que se ahorraron con el canje empezarán a crecer durante el segundo semestre como consecuencia de las colocaciones a corto plazo que se hicieron en el mercado local durante el primer semestre”.
El paper de Invecq concluye: “Este crecimiento del desequilibrio es la práctica habitual del oficialismo, más aún en momentos preelectorales. Sin embargo, en un escenario de fuerte inestabilidad como el actual, y a menos de nueves meses de tener que contar con un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para no caer en default con la institución, el grado de responsabilidad fiscal debería ser algo superior. De lo contrario, la presión cambiaria continuará empeorando y la ansiada reducción de la tasa de inflación será más difícil de ser conseguida”.