Inicio Gremiales «La CGT no se enfrenta al Gobierno, se enfrenta a Black Rock»

«La CGT no se enfrenta al Gobierno, se enfrenta a Black Rock»

Por Victorio Pirillo *

En días tan turbulentos es imperioso que la CGT comprenda que en esta etapa de su vida no se enfrenta al “gobierno” de Javier Milei con su disputa dialéctica, ideológica y jurídica plasmadas en el DNU y/o “Ley Ómnibus”, sino que lo hace nada más ni nada menos que en contra de la mayor empresa de gestión de activos del planeta: la archi-adinerada Black Rock, que ejerce un total control en las cúpulas de poder “dirigida” por Mark Zuckerberg. Esta “empresa” es una organización de inversión multinacional norteamericana creada en 1988, que hoy representa más del 8% del producto bruto interno del mundo. La misma controla a Amazon, Apple, Microsoft, X, J.P. Morgan, Pepsico, Uber, Facebook, Ferrari, como así también grandes petroleras, mineras, carboníferas, litio, gas, energía, pesca y bursátiles.

A veces, los Espartanos retrocedían pero no porque fueran cobardes, sino porque elegían una mejor posición defensiva-ofensiva.  Incontables medidas que toman los gobiernos suelen no ser populares, y una de las tácticas más utilizadas y eficaces es la de hacer reflexionar a la gran mayoría de que esas medidas son tortuosas pero necesarias.

Nos preparamos para el proceso de cambio y, obviamente, a sus consecuencias negativas por tratarse de una cuestión que no nos afecta en lo inmediato. La gente cree, porque siempre se le dice que recién a largo plazo se verán los resultados. Un ejemplo práctico era el que esbozaba la ex vicepresidenta Gabriela Michetti respecto de un “Túnel en el que al principio no se ve nada pero a medida que se avanza se observara una luz al final del camino” (segundo semestre).

Para imponer tales políticas suelen apelarse a las denominadas mecánicas distractivas. Estas son ni más ni menos que un “juego político” con el que se entretiene al pueblo y a los eventuales oponentes. Concitan un proceso cognoscitivo que se basa en hacer prestar atención a algunas provocaciones y no a otras de manera involuntaria; entre las que se encuentra el interés que crean esos estímulos en la población y la intensidad o el atractivo de estos sobre aquellos a los que va dirigido.

En sí, este ardid es utilizado como estrategia para desviar la atención de los conflictos gubernamentales o económicos. El exceso de información suele ser frecuente y sobrecargado de  frases y acciones que alteran el estímulo emocional. Es dable ver estas experiencias cuando los noticieros brindan en exceso -durante días enteros- reportes de sucesos trágicos con el fin de tapar acontecimientos políticos que son problemáticos para los gobiernos de turno, fomentando lo más preciado que es el “saturamiento”. Este tipo de entretenimiento siembra el desinterés de la población por adquirir conocimientos profundos y, por ende, los efectos a largo plazo de las decisiones políticas que hoy -y no mañana- los afectarán.

Esta es la mecánica predilecta con la que actúa el Poder Ejecutivo para impulsar muchas de sus reformas declaradas incosntitucionales por la Justicia.

El Movimiento Obrero y el arte de la guerra

La CGT no debe mirar tanto lo que muestra el gobierno sino que se debe ocupar, observar y preocupar mucho más por lo que éste busca. Lo más preciado para todos hoy es el tiempo. Toda guerra, dice Sun Tzu, se basa en el engaño. Asimismo aclara: “No persigas a los enemigos cuando finjan una retirada, ni ataques tropas expertas; debes simular debilidad para que el enemigo se pierda en la arrogancia; ataca cuando no estén preparados y aparece cuando no te esperen”.

Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después; maniobrar con un ejército es ventajoso, maniobrar con una multitud indisciplinada es peligroso y estos son algunos de los consejos que como Secretario General humildemente me permito darle a mis pares.

Lo supremo en el arte de la guerra consiste entonces en someter al enemigo sin darle batalla. Lo cierto es que todos los gobiernos que solo han desgobernado, llevaron  a cabo lo que se conoce como la “creación de problemas para despertar la reacción que haga necesaria una solución”. Gobiernos actuales y anteriores repitieron la táctica de generar un conflicto para causar una reacción por parte del pueblo, para que sea éste el que pida los cambios o las soluciones drásticas y no sea el gobierno el que las lleve adelante. Es decir, cuando la crisis apremia y no hay respuesta alguna para enfrentarla, la única solución para este tipo de “políticos” es el conflicto. Este sirve para encubrir la retirada del gobierno saliente y la falta de respuesta a la sociedad para resolver sus problemas del gobierno entrante.

Unos y otros están empujando intencionalmente a toda una sociedad inocente hacia un enfrentamiento con el fin de dirimir intereses y diferencias que solo favorecerá a los actores de siempre, y perjudicará a los de siempre, es decir el pueblo argentino.

Hoy y bajo estas circunstancias, el pacto social que no hace el gobierno o la oposición lo debe generar la CGT. La alternativa a un Plebiscito, en donde el pueblo sepa de qué se trata el DNU saliendo de la disputa futbolera, podría ser ventajoso para preservar derechos laborales y actualizar u optimizar el Estado, entre otros. Es importante tener una propuesta que pueda ser esgrimida post movilización de la central obrera. La radicalidad no puede ser la norma.

En las frecuentes charlas que he tenido con desocupados, estos me plantean la necesidad de tener un seguro de desempleo que los ayude a sobrellevar el momento de carecer de un trabajo estable y formal hasta tanto puedan ser incluidos en el mercado laboral; los otros que están empleados desean que se les mejore el salario mínimo, vital y móvil con un fin más que atendible, que es tener capacidad de compra. Si esto sucede, inevitablemente el mercado interno se reactiva y se recompone.

Por su lado, los empresarios pymes se quejan por la falta de acceso al crédito que los aleja de ser competitivos por el alto costo financiero que tienen que afrontar con tasas de empréstito o descubierto extremadamente altas. Mientras que a una multinacional se la beneficia con tasas ínfimas que no impactan en su costo de servicio o producción. Esta realidad, sumada a la del mundo del trabajo, echa por tierra cualquier DNU que no mide variables ni análisis de costos para la industria nacional y mucho menos para los que trabajan y el pueblo que consume.

Teoría de las contradicciones

La teoría de las contradicciones plantea que en los países oprimidos la contradicción social principal ya no es la que existe entre capitalistas y trabajadores (concepción Marxista), sino la del “pueblo” contra el enemigo imperialista; las contradicciones que se dan entre los ricos y los trabajadores son secundarias, dándose estas “en el seno del pueblo” y sometiéndose de manera incondicional a la contradicción principal.

Propuesta democrática y reparadora

Gobernadores, senadores y diputados, más un plebiscito que esté a la mano, pueden ser la clave para tratar un DNU que en muchas cosas está muy bien, y en otras pésimamente mal. Hasta ahora, todo está dirigido a imponer enunciados y consignas de máxima para llegar a que se aprueben los puntos que solo al gobierno y a un grupo de aprovechados les interesan.

Efectos, perjuicios y la neurosis de los votantes

Los trabajadores tercerizados ya no serán considerados empleados directos. Manifestarse en una dependencia o “bloquear” un lugar de trabajo pasa a ser injuria laboral grave. Se criminalizan la protestas y las asambleas. Salud, educación y a otros se los declara esenciales limitando y restringiendo el derecho de huelga. Pago de sentencias laborales en 12 cuotas a favor del empleador condenado en juicio y en contra del empleado. Se elimina prácticamente la protección contra el despido arbitrario. Se descarta el pago de horas extras creándose un banco de horas. Se pone fin al régimen indemnizatorio e implementación de un fondo de cese laboral pagado por el propio trabajador.

Si el pueblo supiera de qué se trata, dejaría de gritar por todos lados neuróticamente tratando de hacerse escuchar ante políticos que a nadie escuchan. Por otro lado, el alegórico “todos son iguales, estamos en manos de inútiles, ventajeros mediocres y cínicos” quedaría apartado, aunque sea por un instante. El plebiscito abriría el camino por el que se pueda resolver democráticamente los intereses de todos, y evitar enfrentamientos fratricidas entre argentinos, respetando la voluntad del pueblo que es el único soberano.

El DNU planteado de esta forma es nefasto, como es repulsivo para el pueblo también que el Congreso sesione 4 veces en el año como ha sido la costumbre en estos los últimos tiempos.

* Secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales de Vicente López.