En los tiempos que corren, el día después remite inmediatamente a la normalidad que uno puede imaginar recuperada cuando pase la pesadilla de la pandemia. Pero el largo plazo, el largo plazo es otra cosa. Al menos eso plantea el economista Martín Tetaz en su último libro titulado ‘Nada será igual, un viaje a la economía del futuro’.
Lo que viene está vinculado directamente con la irrupción de la inteligencia artificial en el sistema productivo. Será, explica el experto, un efecto disruptivo de alto impacto que nos obligará a replantear los contratos laborales, el sistema de seguridad social y la manera en que consumimos.
La posesión de los datos de los consumidores será el mayor capital que podrá tener una empresa. A partir de ellos la oferta se direccionará hacia el cliente como un misil que persigue el calor que desprende su blanco. Y, como afirma el título mismo del libro, ya nada será igual.
No se trata de un texto futurista. El propio autor confiesa que mucho de lo que él pensaba que estaba en estado embrionario, cuando comenzó a escribirlo hace 8 años, hoy es una realidad palpable.
En la economía del futuro los Estado nación perderán peso a manos de las administraciones provinciales, pero serán en realidad los sectores más dinámicos del aparato productivo los que terminarán por imponerse con su lógica de mercado en un sistema de integración global.
No será, afirma Tetaz, precisamente un mundo más justo. Se concentrará el poder entre las grandes compañías almacenadoras de datos, como Facebook o canales de venta al estilo Amazon, mientras que el resto de las empresas deberá modificar su estrategia para sobrevivir.
El desafío que plantea la irrupción de la inteligencia artificial es enorme, sobre todo para un país como la Argentina, que tiene aún por delante la misión de resolver problemas de base como la pobreza y la inflación, que otros ya han dejado en el pasado.
