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¿Cómo toman decisiones los grandes líderes?

Según un estudio elaborado por la empresa tecnológica china Huawei, las personas se toman 17 minutos por día para decidir qué ropa usarán. Eso significa que en 60 años habrán invertido 18 meses pensando delante del placar.  Quizás por esa razón, líderes mundiales como el ex presidente estadounidense Barack Obama, Mark Zuckerberg (creador de Facebook) y Steve Jobs (el fallecido cerebro impulsor de Apple) no dilapidaban esa enorme cantidad de tiempo y se vestían siempre de la misma manera. Esa es una muestra de cómo los grandes líderes toman decisiones.

Obama, Zuckerberg y Jobs constituyen excelentes ejemplos de cómo se debe optimizar el rendimiento en cada jornada. De ese modo, la mente se siente en mejores condiciones para tomar las 35 mil -sí, 35 mil- decisiones diarias que debe afrontar una persona. La cifra no es caprichosa, sino que responde a lo que indican los últimos trabajos sobre este aspecto de la vida humana.

Tomar decisiones puede ser un ejercicio tedioso, sobre todo para aquellos que tienen en cuenta el costo de una elección. El sitio digital La Información explica que en las situaciones complejas suele ser más difícil ordenar el pensamiento y tomar la decisión correcta y que es por eso que muchas personas recurren a técnicas psicológicas para evitar dolores de cabeza innecesarios.

Con reservas de tiempo limitadas para tomar decisiones, empresario y políticos son los que enfrentan la mayor carga de presión para estar «activos» durante todos los días. Decidir es un ejercicio demandante. En especial si se tienen en cuenta las consecuencias de las determinaciones que se toman. Personas como Obama, Zuckerberg y Jobs recurren a técnicas psicológicas para lograr la claridad de pensamiento que les exige su posición.

Uno de los aspectos fundamentales del proceso es librarse de lo que se denomina fatiga decisoria. Es que, aunque quizás no sea sencillo de detectar, el ámbito en el que uno se desarrolle causa un cansancio mental como consecuencia de la carga de medidas que debe tomar. Eso es precisamente la fatiga decisoria.

Aunque en apariencia minúscula, el simple hecho de no pensar en la vestimenta constituye una prueba de cómo es posible aliviar la presión mental. El acto de decidir va de la mano con el temor a equivocarse.  Los emprendedores se enfrentan a tomar decisiones a diario y en muchas ocasiones deben actuar con rapidez. Por eso, antes de que aparezca la llamada fatiga decisoria u otros sentimientos como angustia y estrés que obstaculicen la actividad, se requiere apelar a soluciones simples.

La Información cita a la psicóloga  Beatriz Piñas, quien propone una serie de tareas básicas para facilitar el proceso. En primer lugar, se necesita definir el tipo de decisión teniendo en cuenta que a diario tomamos decisiones y algunas son más importantes que otras, por lo que las complicadas necesitan un mayor análisis. Se debe hacer una lista con las alternativas de la decisión y después establecer criterios para evaluar esas alternativas.

Una vez llegado a ese punto, se impone identificar las alternativas relevantes, es decir aquellas más acordes con la situación tratada. Antes de tomar la decisión final es importante volver a analizar cada una de ellas para alcanzar la más viable para ese momento. Finalmente, como Obama, Zuckberberg y Jobs, tomarse un tiempo para verificar si esa determinación causó el grado de satisfacción esperado.

Parece simple. ¿Lo es?