La antigua flora intestinal ha sido rebautizada. Con términos como microbiota o microbioma se denomina actualmente a lo que siempre se conoció como un conjunto de microorganismos que coloniza todo nuestro cuerpo para minimizar la aparición de enfermedades crónicas durante la infancia. Según un informe de la Agencia de divulgación científica de la Universidad Nacional de La Matanza (ACTyS-UNLaM), el parto natural, la lactancia materna y la exposición al medioambiente son los principales aliados del sistema inmunológico.

“La microbiota es fundamental porque se interpone entre posibles patógenos que estén en los alimentos y también educa al sistema inmunológico. Los primeros mil días del bebé desde la concepción tienen un impacto enorme para garantizar una colonización intestinal adecuada que nos evite muchas enfermedades crónicas no transmisibles”, señala Gabriel Vinderola, investigador del Conicet y docente en la cátedra de microbiología en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional de Litoral (UNL), en Santa Fe.
La microbiota está formada por microorganismos como parásitos, levaduras y virus, pero, sobre todo, por bacterias. Estas últimas, son muy necesarias, pero históricamente tuvieron mala prensa: en el siglo pasado se otorgó un premio Nobel a un estudioso de la eliminación de los microbios y, en el siglo en curso, se entregó otro, por encontrar sus efectos benéficos en nuestra salud. Su reputación, de a poco está cambiando.
“Si bien tenemos microbiota en la piel, en los ojos, en el tracto reproductor e incluso en el sistema respiratorio, la más conocida y abundante es la del intestino, la célebre flora intestinal, cuyas funciones fisiológicas son sumamente importantes para nuestra salud”, explicó Vinderola en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM.
Los órganos del cuerpo humano se forman a partir del material genético de los progenitores. Sin embargo, éste no es el caso de la microbiota. El investigador del Conicet detalla que el primer momento para obtenerla se da en el nacimiento: “Este baño de microorganismos inicial se produce de forma óptima cuando el parto es vaginal, ya que la microbiota materna también se encuentra en el tracto reproductor”.
El especialista revela que “una segunda fuente posible es a través de la leche materna, ya que mientras haya lactancia, va a haber microorganismos que lleguen al intestino del bebé para colonizarlo y conformar su microbiota intestinal”. La microbiota se termina de conformar por el contacto con el medioambiente, por eso, para Vinderola “es fundamental que desde pequeños exista una relación normal y saludable con el entorno”.
Finalizados los primeros mil días desde la concepción del bebé, la microbiota, ya conformada, empieza un período bastante estable, a menos que haya perturbaciones externas como una alimentación pobre en fibras, la administración excesiva de antibióticos o, incluso, el estrés y la ansiedad. Y una vez conformada, garantiza la colonización intestinal adecuada para entrenar al sistema inmunológico y evitar el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles que puedan aparecer en la infancia o en la adultez.